Compatibilidad entre política y religión

No matarás, no robarás, no mentirás son mandamientos contenidos en todas las religiones y en todas las legislaciones del mundo. Cumplirlos es tarea de la política y  es procurar el bien común.

Amarás a tu prójimo como a ti mismo es procurar su bienestar y superación, porque nosotros, los cristianos, procuramos nuestro bienestar y nuestra superación y el mandato es que lo mismo que es conveniente para nosotros  lo es para lo es para nuestros hermanos. Esta tarea de crear condiciones de bienestar y superación para todos es obligación del Estado y para hacerlo usa los impuestos de todos y es la encomienda que la comunidad le hace y para ellos los servidores públicos procedentes de los diferentes partidos deben construir consensos y acuerdos en el uso de los recursos procedentes de nuestros impuestos, todo es acción política para construir el bien común. Como unos pagan más impuestos que otros, su  administración se constituye en un medio para redistribuir la riqueza social, porque, por ejemplo, todos tenemos acceso a la educación sin importar cuento paguemos de impuestos y ese es un camino para lograr parte del bien común

Todo ciudadano creyente y practicante de una religión no puede hacerse omiso de sus obligaciones políticas, porque deja en manos de otros la construcción del bien común, que no necesariamente puede ser lo que los políticos hagan. Mientras más participemos en política, más posible es ser constructores del bien común.

Decir que no podemos mezclar la política con la religión es dejar de atender el bien común, es ser omisos de nuestras obligaciones políticas y religiosas. La única manera de limpiar los procesos políticos de tanta corrupción, ineficiencia e impunidad es cumpliendo con nuestras obligaciones políticas y nuestras obligaciones religiosas a plenitud.

La Sagrada Escritura y los libros de inspiración divina  que usan las diferentes religiones están plagadas de enseñanzas de que seamos solidarios unos con otros y eso es el camino que nos lleva al bien común. Cuando se trata de separar la vida de las personas en campos mutuamente excluyentes, política y religión lo que sucede es que eso nos lleva a las apariencias de prácticas religiosas y políticas y no cumplimos ni con la primera ni con la segunda. Debemos entender y practicarlas como dos dimensiones de nuestro ser que son complemento una de las otra y viceversa. Entre los católicos tenemos el caso de Santo Tomas Moro, que fue canciller del rey Enrique VIII de Inglaterra, que siendo político fue decapitado por negarse a apoyar al rey a desconocer el matrimonio de Enrique VIII con Catalina de Aragón. Tomas Moro en su momento fue político y coherente con su fe hasta la muerta. De él se dice que "El hombre no puede ser separado de Dios, ni la política de la moral"; esta es quizás una de las afirmaciones más contundentes y significativas de Santo Tomás Moro, una suerte de síntesis o clave para ponderar en qué estado se encuentra el ser humano en cada momento de la historia."

Jorge Luis Vargas Romero

Por: Redacción2
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