El llanto de un padre desolado

No me lo han de creer, pero conozco un padre cuyo hijo injustamente fue salvajemente torturado y finalmente asesinado con lujo de violencia, cuyo único delito era denunciar los abusos de los poderosos, exhibirlos frente al resto del pueblo, a quien servía solícitamente haciendo mucho por ayudar a cada necesitado sin esperar nada a cambio, sino esperanzado en que pudieran rehacer sus vidas e imitarlo atendiendo a otros necesitados, encontrando así su felicidad. Esto causaba envidia a los miembros de la mafia del poder que veían en riesgo sus privilegios, por lo que decidieron matarlo salvajemente, para que sirviera de escarmiento a cualquiera que osara seguir sus pasos, de modo que se confabularon, lo acusaron de pretender hacerse del poder y convertirse en dictador, obteniendo el apoyo del pueblo donde vivía y a quien tanto sirvió. Se trató de un vil engaño maestro y como todo lo que sube baja, así este hombre a causa de las mentiras fue "legalmente" condenado a muerte.

Se han de preguntar quien es ese hombre al que le pasó algo tan horrible y seguramente se compadecerán del sufrimiento de su padre, comprendiendo su llanto y su desconsuelo.

La persona a la que me refiero inició su vida de servicio junto al río Jordán y ahora entenderán que hablo del Señor Jesús de Nazareth. El día de su bautismo le dijo a su primo Juan, que se resistía a bautizarlo, "es necesario que cumplamos lo ordenado por Dios" y una vez terminado el rito se abrieron los Cielos, se escuchó una voz que dijo: "Este es mi Hijo muy amado en quien me complazco", mientras el Espíritu de Dios en forma de paloma se posó sobre su cabeza. Este incidente es llamado una teofanía o manifestación de Dios. 

En la biblia hay diversas teofanías, que se observan en momentos de relevancia en nuestro peregrinar a la Tierra Prometida (el Paraíso Celestial) tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, también llamadas la Antigua y la Nueva Alianza, porque Dios las celebra con su pueblo escogido como forma de establecer un vínculo indisoluble con la humanidad. En la teofanía del bautismo, rito de arrepentimiento de sus pecados de cada persona bautizada, Jesús que no conoció el pecado asume sobre sí mismo el peso de todos los pecados de la humanidad y los lleva a su  sacrificio en la cruz, ofreciéndose al Padre como víctima o Cordero Pascual, para hacer suya la carga de nuestras faltas y así obtener nuestro perdón. De conformidad con la tradición hebrea de ofrecer un sacrificio en la Pascua, el Sumo Sacerdote al sacrificar al cordero, ponía su mano sobre la cabeza de la víctima, descargando simbólicamente y de esta forma todos los pecados del pueblo. Fiel a la tradición, Jesús en la cruz ofrece su vida en remisión de nuestros pecados y habiendo instituido el sacramento de la eucaristía, celebra la Alianza Nueva y Eterna.

El sufrimiento y la agonía de Jesús, clavado en la cruz, el dolor de las flagelaciones, la corona de espinas, la falta de oxígeno por la posición del crucificado y los insultos de la muchedumbre, hacen que la víctima se sienta en desolación absoluta y es por eso que clama: "Padre (Abbá, Papito) porqué me has abandonado, pero su Papito calla, guarda silencio absoluto y éste se convierte en un motivo adicional de sufrimiento del Salvador del mundo, pues necesita consuelo, palabras de aliento y compañía de Abbá. En este momento tan crítico y de dolor indescriptible de un hombre desgarrado en su cuerpo, su alma y su espíritu no hay teofanía. Es el momento más importante de la historia de nuestra salvación y ÉL se siente solo y abandonado. 

Tratando de hacer empatía con el Padre y con mi experiencia de que yo también soy padre solo de 4 hijos varones, entiendo las razones de Abbá para callar, porque Él también está invadido de dolor. Ver a su Hijo hecho pedacitos de tantas agresiones y por amor a nosotros, que somos el extremo de la ingratitud, le genera un sufrimiento indescriptible y el Espíritu Santo, fuente personalizada del Amor entre el Padre y el Hijo, se derrama en ambas personas y en sí mismo, como bálsamo para hacer tolerable el dolor de las tres personas que se confunden y funden en una sola. Ya, después del clamor de Jesús, ninguno puede hablar, en silencio experimentan su sufrimiento extremo y se consuelan en la grandeza de la obra redentora, salvar del pecado a la humanidad y recuperar para nosotros la libertad perdida con nuestra esclavitud derivada de nuestra desobediencia y mal uso de la libertad regalada por el Creador en el Paraíso Terrenal. 

Sin embargo, el Padre sigue en llanto desolado que se agudiza con la muerte de los inocentes abortados por una pandilla de delincuentes muy bien organizados, tanto que han convencido a muchísimas mujeres que ellas tienen derecho sobre su cuerpo, aunque dentro del mismo haya otro cuerpo que para comodidad de muchos y para enriquecimiento de otros tantos tergiversan la verdad y llaman bueno a lo que es malo o perverso y malo o estúpido a lo que por excelencia es bueno, como la vida de un ser humano que empieza en el momento de la concepción. 

Como no va a llorar el Padre, si sólo en el año pasado 2023 hubo 44.3 millones de abortos, o sea, 44.3 millones de asesinatos de las personas más indefensas del mundo y con la participación de sus padres. Son filiocidas y no puede haber crimen más atroz que matar a mi propio hijo. Ahora explíquenme si hay razones para que exista EL LLANTO DE UN PADRE DESOLADO. 

No Xóchitl, no Claudia no puedo darles mi voto, ni a ustedes ni a nadie que se atreva a permitir o permanecer indiferente ante un genocidio de semejante crueldad y dimensiones. Mi voto es para José Eduardo Verástegui Córdoba, ya que es Provida y Profamilia, además de que es capaz de formar y liderar equipos de excelencia profesional y de que está comprometido con la construcción del bien común.

Jorge Luis Vargas Romero

Por: Redacción2
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