EFE.- El expresidente de Estados Unidos Barack Obama salió en las últimas horas en defensa de la Universidad de Harvard en su pulso con la administración de Trump, que en la noche del lunes, congeló 2 mil 200 millones de dólares de fondos federales para la institución académica después de que esta se negara a plegarse a las exigencias del gobierno sobre programas de diversidad o antisemitismo.
En su cuenta de X, Obama reposteó un mensaje del presidente de Harvard, Alan Garber, que decía que "ningún gobierno, del partido que sea, puede dictar a las universidades privadas qué enseñar, a quién admitir, a quién contratar y qué materias de investigación seguir".
Para Obama, Harvard "ha brindado un ejemplo para otras instituciones educativas superiores: rechazar las tentativas torpes e ilegales de sofocar la libertad académica", y en lugar de eso ha preferido garantizar a sus estudiantes "un entorno de curiosidad intelectual, debate riguroso y respeto mutuo".
Y concluye: "Esperemos que otras instituciones sigan su ejemplo", una alusión apenas velada a otras universidades también amenazadas con retirada de fondos federales y que, en algunos casos llamativos con el de la Universidad de Columbia en Nueva York, han adoptado una actitud mucho más complaciente con las exigencias del gobierno de Trump.
La Universidad de Harvard aseguró este lunes a la administración de Trump que seguirá combatiendo el antisemitismo en su campus como ha reclamado, pero no aceptará sus demandas para evitar el recorte de fondos, que "invaden libertades universitarias reconocidas desde hace mucho tiempo por la Corte Suprema".
Abogados de la universidad enviaron ayer una carta a los miembros del "Grupo de trabajo federal para combatir el antisemitismo", creado por el presidente Donald Trump mediante orden ejecutiva, en la que describen que la universidad está dispuesta a erradicar el antisemitismo, pero "no está preparada para aceptar demandas que vayan más allá de la autoridad legal de cualquier administración".
El gobierno de Trump tiene en su punto de mira a las universidades por tolerar el año pasado las protestas contra la guerra de Gaza, que tilda sistemáticamente de antisemitas, aunque la presencia de grupos judíos de izquierda fue habitual, así como por sus políticas consolidadas durante décadas de ''discriminación positiva'' para dar entrada en sus campos a personas de minorías raciales según los criterios DEI (diversidad, equidad, inclusión).
Con información de Latinus