-Los elementos del grupo canino K9 honraron sus cenizas en el campo de entrenamiento de la Comandancia Norte
“Max”, perro policía de la Dirección de Seguridad Pública Municipal, fallecido semanas atrás después de haber servido y protegido a la comunidad chihuahuense durante casi seis años, fue despedido por sus compañeros humanos en el mismo campo de entrenamiento donde recibía sus adiestramientos diariamente.
En un evento protocolario formal realizado en la Comandancia Norte, donde los elementos del Grupo K9 y sus binomios, rindieron homenaje a las cenizas de “Max”, luego de haber servido valientemente a las y los chihuahuenses y en el cual también se realizó el último pase de lista con su nombre y se arrojaron salvas por parte del Equipo de Proyectos Especiales.
El policía canino, especializado en búsqueda de narcóticos y en guardia y protección de personas, inició su servicio policial desde que tenía poco más de un año de edad hasta su reciente fallecimiento, mismo que quedará en la memoria de sus compañeros, pero especialmente en la de su manejador, el policía Carlos Alberto Giner.
Para hacer frente a la prevención y al combate a la delincuencia dentro del municipio de Chihuahua, actualmente la Dirección de Seguridad Pública Municipal cuenta con 14 perros policía de diversas razas, que han sido parte fundamental para tales efectos, al ser animales certificados y entrenados por expertos, para actuar en diferentes escenarios y circunstancias.
Con estos animales, se han realizado detenciones, rescates de personas, además de salvaguardar la vida de agentes y de terceros que se encuentran en situaciones de peligro o tratan de atentar contra su integridad en momentos críticos.
Los canes entran en acción cuando el riesgo a la integridad o la vida de los elementos humanos resulta inminente, por su agilidad y rapidez para actuar, condiciones que no pueden ser suplidas de ninguna manera por el hombre, he ahí la importancia de contar con ellos al momento de neutralizar a los delincuentes o salvar la vida de las personas en diferentes escenarios.
Dentro de las múltiples intervenciones que tuvo, “Max” realizó siete mordidas reales, entre las cuales destacan una privación de la libertad por parte de un sujeto hacia su madre, el cual cargaba un arma blanca y una de fuego; así como la neutralización de un hombre intoxicado sumamente agresivo en un parque de la ciudad.
Para Carlos Alberto, “Max” era un can ejemplar, con un carácter difícil y necio, pero muy bondadoso, y a pesar de que no era su especialidad, al momento de enfrentar a los delincuentes era muy “entrón y aplicado”, sin temor a enfrentarse a ellos y detenerlos. “Hicimos click desde el principio, llevábamos cinco años juntos y era mi amigo, mi compañero leal y fiel, al cual voy a recordar siempre”.
Con lágrimas en los ojos, su manejador relata la tristeza que sintió al verlo tirado y arrastrándose durante sus últimos días, siendo un perro tan activo y con mucha energía, al cual nunca abandonó y cuidó hasta que dio su último respiro.