Rechazo a reformas laborales y bajos salarios dominan las marchas por el Día del Trabajo en Latinoamérica

AP.- Varios cientos de trabajadores se movilizaron el miércoles al centro de Buenos Aires con motivo del Día del Trabajo convocados por la principal central sindical de Argentina, justo un día después de que el presidente Javier Milei lograra el primer respaldo parlamentario a una reforma laboral que los gremios consideran una amenaza para sus derechos.

Fue una de las varias marchas previstas en la región durante la jornada.

En la capital argentina, largas columnas identificadas con banderas de distintos gremios confluyeron hacia el centenario Monumento al Trabajo bajo la consigna “La patria no se vende”.

“Cuando todos los derechos sociales, laborales, sindicales y previsionales se encuentran amenazados, es un día de reivindicación y defensa de las conquistas y derechos adquiridos que se pretenden vulnerar sin respetar la voz de las y los trabajadores”, expresó la Confederación General del Trabajo (CGT) en un documento difundido en coincidencia con la manifestación.

La referencia apunta a las políticas de austeridad y reformas impulsadas por el ultraliberal Milei, quien la víspera logró su primera victoria legislativa con la sanción en la Cámara de Diputados de la llamada Ley de Bases, un paquete de normas con las cuales el mandatario pretende desregular a una economía signada durante las últimas décadas por una fuerte intervención estatal. La iniciativa ahora deberá ser tratada por el Senado.

En materia laboral, la iniciativa amplía el período de prueba de un trabajador, deroga multas contra empresas por empleados no registrados, establece un nuevo sistema de compensación por despidos y sanciona la participación en bloqueos o tomas de establecimientos por parte de trabajadores.

Para la CGT, históricamente ligada al peronismo que hoy está en la oposición, Milei “en nombre de una malentendida ‘libertad de mercado’, implementa un ajuste brutal que sufren especialmente los sectores de menores ingresos, las clases medias asalariadas, jubilados y pensionados”, que vienen padeciendo desde hace años una inflación —de 288% interanual en marzo— que devora sus bolsillos y arrojó a la pobreza a casi 42% de los argentinos.

La CGT además ratificó la segunda huelga general contra Milei el 9 de mayo.

En coincidencia con la protesta, el presidente publicó un video en redes sociales saludando a los trabajadores por su día y planteó en un mensaje indirecto a los sindicatos: “¿Quién es el bueno o el malo? ¿El que reclama derechos que no existen o aquellos que queremos sacar a la gente de esta miseria?”.

“Este momento histórico es para patriotas porque arreglar este país requiere de enormes sacrificios”, arengó.

En Ecuador, miles de trabajadores, integrantes de colectivos sociales y estudiantes, entre otros, protagonizan bulliciosas marchas pacíficas en las calles Quito, Guayaquil y Cuenca, en las que principalmente reclamaban respeto a los derechos laborales y más fuentes de trabajo. “Por trabajo y vida digna”, coreaban los manifestantes, mientras otro grupo tildaba de “mentiroso” al presidente Daniel Noboa por no cumplir sus promesas de campaña de trabajo, salud y educación.

Uno de los gritos más repetidos era “de la lucha del pueblo, nadie se cansa” alternado con “que vivan los derechos de los trabajadores”.

Las marchas se desplazaban en medio de una prudente custodia policial y generando un atronador ruido con bocinas, tambores y cornetas y alzando letreros en contra de las privatizaciones, del gobierno y del Fondo Monetario Internacional.

En contraste, el presidente de Bolivia Luis Arce participó en la movilización de los trabajadores de su país liderada por la Central Obrera Boliviana (COB) y decretó un aumento de 5.8% al salario mínimo en busca de afianzar su alianza con los sindicatos frente a un creciente malestar social por la crisis económica.

“La unidad del gobierno con los trabajadores está sellada”, dijo el mandatario de centroizquierda que llevaba puesto un casco de minero justo en momentos en que su país enfrenta una merma de ingresos por una baja en la producción de gas.

Arce aprovechó la ocasión para culpar a disidentes de su partido y a la oposición por bloquear su gestión desde la Asamblea Legislativa en la aprobación de créditos. “Algunos hermanos le hacen juego a la derecha para frenarnos”, dijo.

Con el incremento, el salario mínimo de Bolivia subió a un equivalente de 359 dólares. Según los expertos, beneficiará a un 20% de la masa laboral debido a la alta informalidad que ronda el 75% de la economía boliviana.

Con información de Latinus

 

Por: Redacción2
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