Los productos Apple sin duda son el caso más extraño de consumo por pertenencia en el ambiente tecnológico, no sólo no innovan, sino que además van generaciones atrás de sus competidores, y aun sí, mantienen -e incluso incrementan- su volumen de venta y sus precios en cada nuevo lanzamiento al mercado; la carrera de la inteligencia artificial también la abordaron tarde, pero finalmente entraron en ella.
Como una respuesta (tardía) a la demostración de OpenAi de marzo, en la que mostraron un chat bot tan preciso que parecía estar basado en la interacción entre Jarvis y Tony Stark, Apple se alió con los desarrolladores y presentó iOS 18, su integración de inteligencia artificial que mejorará la inteligencia de Siri.
Con la incorporación de ChatGPT no sólo podrás agendar nuevas citas en tu calendario, sino que el modelo de lenguaje Ajax permitirá que Siri se empodere en la totalidad del software con la creación de imágenes, corregir tus mails, transcribir tus llamadas
y hasta emular la manera en la escribes a mano, actualizaciones que de ser reales colocarán al iPhone y iPad por primera vez -desde su lanzamiento- a la cabeza de una carrera de innovación tecnológica.
Las actualizaciones convergen en la afirmación de que tu dispositivo de confianza podrá entenderte, analizar tu vida personal e incluso ayudarte con esas actividades incluso cuando no estés utilizándolos de manera directa.
Lejos de la innovación que propone, Apple conoce a su audiencia y sabe que las nuevas funciones más utilizadas serán las de organizar las aplicaciones de manera personalizada, cambiar el color de los iconos de uso o mensajear con los nuevos emojis.
Como usuaria fiel de Apple, me atrevo a señalar que su producto no siempre lidera en innovación, ya que su enfoque es la experiencia del usuario, el diseño y la calidad les ha permitido mantenerse en la preferencia del consumidor. Sin embargo, es válido cuestionar si esta fidelidad se mantendrá en el futuro a medida que otras marcas también evolucionan.
Mariana Primero