Hoy celebramos el Día del Padre.
Como ustedes saben, yo no soy mucho de celebrar el día del padre, de la madre, del amor y la amistad, me parecen en ocasiones vacíos y sin mucho sentido.
Si embargo, este día a mi me gustaría más que celebrar el día del padre, reconocer el papel del hombre en la familia.
Con todo este tema del feminismo (un feminismo distorsionado creo yo), del empoderamiento de la mujer (del que ya he escrito en este espacio) y de la igualdad entre hombres y mujeres (de lo que estoy de acuerdo en parte porque somos muy diferentes) de pronto podemos perder de vista al hombre y ser humano que es el padre.
Yo tengo la fortuna de participar de vez en cuando en un grupo de duelo integrado únicamente por hombres, y es de verdad un privilegio escucharlos y aprender de ellos la parte masculina del dolor, de la vulnerabilidad y de ese sentimiento de fracaso que todo duelo implica.
A mi me sorprende mucho escucharlos hablar abiertamente y sin tapujos, de sus miedos, de sus tropiezos, de su dolor profundo y llorar, llorar por la pérdida de la persona amada y llorar también por no haber podido hacer nada para que la muerte no ocurriera.
De ellos admiro esa capacidad extraordinaria de saber expresar lo que sienten y como se sienten por ello, admiro el permitirse mostrarse vulnerables y me doy cuenta que precisamente de esa vulnerabilidad nace su fortaleza para seguir siendo para su familia los proveedores, papás, hermanos, compañeros e hijos que ellos necesitan.
Lejos de lo que pensamos, que los hombres no expresan y no hablan de sus emociones, las sesiones de grupo que deberían de ser de dos horas, en ocasiones se extienden hasta tres horas y cada uno tiene esa paciencia y habilidad de escucha activa y compasiva que se necesita para sentirse seguro en este ambiente de tanto dolor
Cada vez que tengo la fortuna de escucharlos y hablar con ellos, me admira cómo se sostienen unos a otros, como han formado esta hermosa familia en donde se ayudan, se abrazan, se animan y apoyan. Creo que lo que más me asombra es la capacidad que tienen de abrir su corazón y mostrar su alma tal cuales, sin pena de que en ocasiones no se vea nada bonita.
Yo aprendo mucho de esta forma masculina de reconstruirse y vivir para seguir siendo esa figura fuerte y confiable que ellos quieren y necesitan ser por los demás.
Así que hoy quiero hacer un homenaje a esos hombres que, a pesar del cansancio, los problemas, los fracasos, la incertidumbre, el exceso de responsabilidades, la carga de una sociedad y cultura que los abruma, todos los días se levantan listos para dejar a un lado sus propio yo para entregarse completamente y ser un “nosotros” para su familia.
Reciban pues mi admiración y respeto además de un fuerte abrazo en este día que celebramos al hombre y pilar de la familia….felicidades papás
Velia Rojas Zambrano