Por Rubén Aguilar
Historia
En 1536, la Orden de San Agustín (OSA) celebra un capítulo en el convento de Ocuituco, Morelos, donde se decide emprender la evangelización de los hñähñu (otomíes) que habitaban la región que hoy se conoce como Valle del Mezquital, de la Sierra Alta y, a través de esta, alcanzar a los que se encontraban en la Huasteca.
A Metztitlán y Atotonilco, El Grande, los frailes agustinos Juan de Sevilla y Antonio de Roa llegan en 1536. En Metztitlán inician la construcción de un primer convento en 1537, que se abandona en 1539.
Una versión sostiene que esto ocurre tras una inundación de la vega del río Metztitlán. Otra afirma que no fue por esa razón, porque el sitio se encuentra en una colina, a más de 30 metros sobre el nivel del río.?
Kubler menciona la inundación de 1539, pero expresa sus dudas de que el edificio se hubiera concluido en tan poco tiempo. José Guadalupe Victoria señala que no hay vestigios de que el convento se hubiera inundado.
La mayoría de los especialistas coincide en señalar que no es creíble que el convento se haya abandonado por la inundación de 1539, que sí la hubo.
El tema ha sido estudiado por investigadores como John McAndrew, Diego Angulo Iñiguez, George Kubler, José Guadalupe Victoria y Juan Benito Artigas.
El hecho es que el sitio se abandona y en ese año, en el mismo Metztitlán, los agustinos comienzan la construcción del conjunto conventual de los Santos Reyes.
Por muchos años el conjunto de la Comunidad funcionó como Cárcel Distrital de Metztitlán. Por ser el edificio considerado como inmueble histórico, en ningún momento se permitió que se modificara. En 2017 se cierra la cárcel.
Los terremotos del 19 de septiembre de 2017, afectaron parte de la estructura del inmueble; por lo que fue incluido en el fondo para la reconstrucción de monumentos históricos.
Descripción:
La iglesia presenta tres entradas desde el exterior, dos en su fachada larga, hacia la plaza, y una a los pies del templo, desde el atrio. Tuvo otra puerta hacia la sacristía y una hacia el corredor del claustro.
Las paredes de la iglesia son de dos metros de grueso en toda su altura, y no aparecen contrafuertes en su perímetro, lo que indica que no estuvo techada con bóvedas. El techo del edificio debió ser de material vegetal.
No quedan señales de arranques de arcos de mampostería ni perforaciones en los muros, para la entrada de viguería. La techumbre pudo haber sido de armaduras de madera, apoyada sobre los muros.
La fachada larga, que da al oriente, tuvo más importancia que la fachada sur. La larga tiene dos puertas de acceso, que indican que era mayor la afluencia de feligreses desde la plaza que desde el atrio.
No se conserva vestigio de la ornamentación exterior de ninguna de las portadas de la iglesia, las dos que dan hacia la plaza estuvieron cubiertas por habitaciones, hoy demolidas. En cuanto a las ventanas de la misma fachada solo quedan vestigios de dos de ellas, a gran altura.
La iglesia cuenta con una espadaña que se levanta sobre el muro contiguo al convento, los cuatro vanos de la espadaña tienen arcos de medio punto.
El convento está construido en una sola planta. Al oriente se sitúa la iglesia y al poniente una ladera inclinada. Al noroeste el terreno es bastante pendiente, y solo queda en plano la mitad oriental de la fachada norte, que está contigua al ábside de la iglesia.
La zona del edificio que está en ruinas corresponde al lado poniente hacia la barranca, el resto conserva las bóvedas de medio punto en su techumbre.
El patio central es rectangular, trece metros y medio por dieciséis metros, con cuatro arcos por lado, todos ellos de la misma altura.
Los arcos de los tramos cortos son semicirculares, mientras que los de los largos se deforman en la clave, cuyo intradós se vuelve horizontal para resolver la mayor amplitud del claro.
El corredor del claustro limita al oriente con el muro de la iglesia, ahuecado por la escalera que llevaba hasta el techo, y probablemente al coro de la iglesia.
Paralelo a cada uno de los otros tres lados del claustro, se dispone una crujía techada con bóveda de cañón corrido. La crujía norte comunicaba con la iglesia y probablemente albergó la sacristía.
La crujía sur está formada por un vestíbulo interior y por una habitación amplia. La tercera crujía, al costado poniente, se encuentra en ruinas. Dada las características del terreno se edificó, sobre un muro de contención, a 15 metros desde el desplante del terreno.
Sobresalen dos cuerpos más, uno adosado al ala norte que conserva restos de la cocina, lo cual define la posición del refectorio próximo a la esquina noroeste del inmueble. En 1978, se destruyó parte de la crujía de la cocina.
No tenía registrada la existencia de este primer convento de los agustinos en Metztitlán. Hoy el conjunto está en ruinas, pero hay paredes del siglo XVI que se mantienen. Siempre estos edificios en ruinas me llaman la atención.
Ahora que la población es Pueblo Mágico puede ser un elemento que ayude para que el gobierno municipal y estatal, con apoyo del INAH, inicien trabajos para empezar a restaurar el edificio y convertirlo en uno más de los atractivos históricos y arquitectónicos de la población.
Me pregunto cuántos vestigios del siglo XVI como este hay en el país. Debe haber puentes, caminos, capillas, iglesias, obras hidráulicas y de otro tipo.
Con información de massinformacion.com.mx