La reforma judicial del Presidente López Obrador todavía no se aprueba y ya hizo daño. Fue la causante de que nuestra moneda se desplomara lo que ocasionó que el dólar se elevara por encima de los 18 pesos. El sector empresarial nacional y extranjero están preocupados y en el ámbito internacional también hay voces que señalan lo peligroso de aprobar una reforma en los términos que plantea el Presidente López Obrador.
Todo esto deja en evidencia como, a escasos meses de concluir su sexenio, AMLO lanza una reforma que impactará de manera significativa el gobierno de Claudia Sheimbaum y la sumisión que la presidenta electa ha mostrado a su jefe máximo.
Aquí cabe recordar al Maximato, aquella etapa de la historia nacional en la que el expresidente Plutarco Elías Calles, el jefe máximo de la revolución, seguía gobernando el país a pesar de haber concluido su mandato. Muchos hemos advertido la tentación que parece tener el Presidente López Obrador de seguir gobernando, lo cual cada vez es más evidente con acciones como esta.
La reforma judicial en comento impulsa 5 grandes cambios (reducción de la Corte, elección de ministros y jueces, transformación del consejo de la judicatura, plazos para resolver los conflictos y que el sistema se replique en todo el país); de ellos, sin duda el que más polémica ha causado es la elección abierta de ministros y jueces.
El argumento principal para sostener una propuesta de esta naturaleza es de una simpleza que raya en lo absurdo: que el pueblo elija para acabar con la corrupción. Si esto fuera así, es decir, que por el hecho de que la gente elija a los funcionarios judiciales éstos no serán corruptos es tanto como decir que nuestros Diputados y Senadores no son corruptos, y nunca lo han sido, pues son electos sistemáticamente cada tres años o seis años como lo establece nuestra Constitución de 1917.
Podemos afirmar sin temor a equivocarnos que la elección no va a limpiar la corrupción del Poder Judicial. La corrupción del Poder Judicial y del Legislativo y la del Ejecutivo se limpiará cuando se actúe en contra de ella, algo que el Presidente López Obrador no hizo, porque a su Gobierno y a Morena les resulta muy cómoda la corrupción.
El principal problema que se advierte al elegir a los integrantes del Poder Judicial, es la posibilidad de que personas con muy poca preparación accedan a estos cargos, que el crimen organizado influya en las elecciones, que el Poder Judicial se politice. Se va a lesionar su autonomía, su independencia y su idoneidad.
Al día de hoy no hay argumento razonable que sostenga la reforma del Presidente. Las voces que se han pronunciado a favor, son más bien aplaudidores del régimen o gente que está buscando congraciarse con este. Es preocupante.
El de 1 de septiembre comenzará a discutirse esta reforma. Lo mejor que podemos esperar es que no se apruebe en los términos que se plantea.
Lic. Francisco “Paco” Navarro