A ti ciudadano:
También conocida como guerra mexicano-estadounidense o guerra de Estados Unidos-México, la Intervención estadounidense en México fue un conflicto bélico entre los dos países de 1846 a 1848; y que dio como resultado la cesión, por parte del gobierno mexicano, de más de la mitad de su territorio.
Hay tres factores que influyeron decisivamente en el conflicto. El primero fue la política expansionista de los Estados Unidos, que inició con la compra del territorio de Luisiana en 1803; así como la cesión de la península de Florida por parte de España entre 1819-1921.
En segundo lugar, hay que mencionar la independencia de Texas; ésta fue consumada en 1836 por rebeldes texanos y voluntarios estadounidenses, apoyados militar y económicamente por el gobierno norteamericano; aunque no reconocida por México.
Por último, la joven República Mexicana apenas se iba conformando como nación independiente y se encontraba en caos económico y político.
Posterior a la anexión formal de Texas al territorio norteamericano en 1845, su presidente, James K. Polk, buscó adquirir los territorios mexicanos de Alta California y Santa Fe de Nuevo México; en consecuencia, envió a la Ciudad de México a un representante, John Slidell, quien ofertó 25 millones de dólares al gobierno mexicano por ellos.
En ese entonces, nuestro país vivía tiempos de gran inestabilidad política, pues el presidente José Joaquín de Herrera había sido depuesto en 1845 y José Mariano Paredes y Arrillaga asumía el cargo de primer mandatario interino. No obstante, la respuesta del gobierno mexicano ante la oferta de Slidell fue negativa.
Por ello, los norteamericanos decidieron invadir. Polk mandó al General Zachary Taylor, quien se encontraba en Texas para proteger las tierras en disputa, a establecer tropas entre el río Bravo y el río Nueces, iniciando así, la intervención de Estados Unidos a México en 1846.
Nuestro país respondió a los avances norteamericanos movilizando a su ejército y el 24 de abril de ese año, en un lugar llamado Rancho Carricitos, al norte del río Bravo, 63 nortemaricanos fueron emboscados por tropas mexicanas al mando del general Anastasio Torrejón. Tras este hecho, Polk declaró la guerra a México el 13 de mayo y nuestro país hizo lo propio el 23 de mayo de 1846.
Ya en el campo de batalla, el ejército mexicano se encontró rebasado en número y armas por los norteamericanos. Poco a poco, los estadounidenses ocuparon Nuevo México, California, la plaza de Monterrey y en febrero de 1847 tomaron Saltillo, Coahuila; en abril habían sitiado Veracruz y se dirigieron a la Ciudad de México bajo el mando del general Winfield Scott, quien llegó a la capital con 14 mil soldados.
Después de varias batallas, la capital fue tomada por los norteamericanos con la caída del Castillo de Chapultepec el 13 de septiembre de 1847 y ante la derrota, Antonio López de Santa Anna, quien había comandado a las tropas defensoras, presentó su renuncia inmediata como presidente de México.
Manuel de la Peña y Peña, presidente de México en ese entonces, inició las negociaciones de paz con Estados Unidos que culminaron con la firma del Tratado de Guadalupe Hidalgo el 2 de febrero de 1848. El documento fue redactado por completo por los norteamericanos y les cedía los territorios de Texas, Arizona, California, Nevada, Utah, Nuevo México y partes de Colorado, Wyoming, Kansas y Oklahoma.
Finalmente, nuestro país, además de perder el 55% de su territorio, se encontraría en la bancarrota económica, política y moral. Le tomaría décadas levantarse.
Y así fue como en el siglo XIX y por varios motivos, entre ellos el expansionismo norteamericano, se desató la Intervención estadounidense en México.
Por Víctor Hugo Estala Banda