El exilio de Roque Dalton en México, una historia de espionaje y poesía

A ti ciudadano:

“Los poetas nunca mueren” es una frase exacta para definir la existencia de Roque Dalton, poeta y revolucionario de El Salvador, cuya obra está marcada por una peculiaridad: el uso de la creatividad y la belleza para denunciar las opresiones sociales. Su vida estuvo marcada por el exilio, lo que lo llevo a cruzar su destino con el de México.

Dalton nació el 14 de mayo de 1935 en San Salvador, El Salvador. Fue hijo de Winnal Dalton, un terrateniente estadounidense que no le reconoció oficialmente hasta los 17 años, y Marí García, enfermera y comerciante. Winnal Dalton llegó a El Salvador huyendo de Pancho Villa, al que inicialmente vendía armas y, posteriormente, estafó y traicionó al pactar con Carranza.

Winnal Dalton se hizo cargo de la educación de Roque, procurando su ingreso a escuelas privadas católicas para garantizar su buena formación. Sin embargo, el estatus de Roque como hijo natural lo hizo objeto de marginación, hecho que lo marcaría profundamente. 
Roque estudió su bachillerato en el Externado de San José, institución tutelada por los jesuitas. Allí conoció al padre Alfonso de María Landarech, quien le animó a explotar su talento poético. 

Posteriormente, viajó a Chile en 1953 con la intención de ingresar a la Universidad Católica, sin embargo, terminó por ingresar a la Universidad de Chile con el objeto de explorar ideas distintas al catolicismo. Fue allí donde se puso en contacto con círculos comunistas y terminó por definirse como socialcristiano. 

Durante una entrevista en Chile con el mexicano Diego Rivera, Dalton expuso que jamás había leído sobre marxismo y que se consideraba católico. Ante ello, Rivera lo corrió del lugar donde se encontraban y lo llamó imbécil. Contrariado, Dalton, a sus 18 años, comenzó un intenso estudio de la obra de Karl Marx.

Tras casi un año de estancia en Chile, Roque regresó a El Salvador y se incorporó a la Universidad de El Salvador. Con nuevos ojos, se volvió discípulo del comunista Jorge Arias Gómez e inició su activismo político contra el gobierno militar de Óscar Osorio. Desde 1955 colaboró con distintos periódicos que criticaban la realidad política y social del país. En marzo de ese mismo año, contrajo matrimonio con Aída Cañas –su gran amor–, con quien procreó tres hijos: Roque Antonio, Juan José y Jorge.

En 1956, Roque Dalton se incorporó al Círculo Literario Universitario, grupo que también era crítico del gobierno salvadoreño. Debido a sus actividades políticas, Dalton fue arrestado en 1960 con falsos cargos, pero gracias al apoyo popular salió libre y fue recibido en las calles con algarabía. Sin embargo, fue expulsado de El Salvador en 1961, a lo que le siguieron sus exilios en México, Checoslovaquia, la Unión Soviética, Cuba, entre otros países. 

Roque Dalton llegó a México como asilado político en 1961 con el auspicio del embajador de México en El Salvador, Emilio Calderón Puig. Inició sus estudios en Antropología en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), lo que influyó en su poemario Testimonios, el cual tiene inspiración prehispánica. Asimismo, se relacionó con importantes intelectuales mexicanos, entre ellos Elena Poniatowska, Eraclio Zepeda y Margarita Paz.

Sin embargo, la estadía de Dalton en México no estaría libre de adrenalina, ya que entonces fue espiado por el Dirección Federal de Seguridad (DFS), agencia de inteligencia del gobierno mexicano que dependía de la Secretaría de Gobernación federal. De acuerdo con documentos del Archivo General de la Nación, el poeta salvadoreño, de entonces 25 años, fue seguido por el agente Manuel Rangel Escamilla.

La primera vez que se espió a Dalton fue el 23 de agosto de 1961, cuando Rangel reportó que el profesor Rafael Ruiz Harrell realizaba reuniones en su domicilio, donde convocaba a alumnos, artistas y asilados políticos, principalmente centroamericanos. De acuerdo con el mismo reporte, la esposa de Ruiz, que también era salvadoreña, reclutaba jóvenes revolucionarios para luego enviarlos a Cuba.

La versión de los espías coincidía con la realidad, pues la propia hermana de Roque, Margarita Dalton, que era mexicana de nacimiento, había participado con el grupo a sus 18 años de edad. Posteriormente, la joven contrajo matrimonio José Agustín Ramírez, de 16 años de edad, y viajó a Cuba. Cabe destacar que los hermanos Dalton se conocieron en dicho círculo intelectual, pues eran hijos de distinta madre.

A sus 26 años, Roque se convirtió rápidamente en un objetivo del DFS, siendo acusado de nexos con los gobiernos soviético y cubano, así como de desestabilizador social en El Salvador. Su estancia en México también fue fructífera en lo literario, ya que en esa época publico su primer libro: La ventana en el rostro.

Poco después, la DFS reportó erróneamente que Dalton se había ido definitivamente a Cuba el 12 de enero de 1962. “Después de estar asilado durante un año en México, abandona el País definitivamente”, escribió el agente Rangel en su reporte.

Se trató de un error, pues para abril se detectó que Dalton viajaba constantemente la ruta México-Cuba y viceversa.

Dalton no fue discreto en su activismo político en México. En agosto de ese mismo año el encarcelamiento del muralista David Alfaro Siqueiros había encendido las llamas del Partido Comunista Mexicano. El partido político lanzó entonces un panfleto de apoyo para Siqueiros, quien ya contaba con una condena de ocho años. El documento llegó a manos de la DFS, en él firmaba la organización Amigos de la Democracia Latinoamericana, del cual Dalton formaba parte.

El último registro de la DFS sobre Dalton en México fue su autoría en un texto para la revista “Problemas de América Latina”, que se repartía en la Escuela Nacional de Ciencias Políticas y Sociales de México, institución controlada por el gobierno. Finalmente, tras dos años de vivir en México, Dalton optó por Cuba. Sin embargo, en 1968, la DFS nuevamente espió para conocer su paradero. No se le localizó.

En Cuba Dalton alcanzó el éxito como escritor y gozó de la amistad de grandes figuras de la intelectualidad latinoamericana, entre ellos Julio Cortazar y Silvio Rodríguez. Asimismo, mantuvo cercanía con el presidente Fidel Castro y Ernesto Guevara, cuya relación estuvo libre de protocolos. 

Finalmente, Roque Dalton volvió a El Salvador en 1973, cuando en La Habana le pidieron que se uniera al movimiento revolucionario de su propio país. Dalton sería de bisagra entre el gobierno cubano y la organización guerrillera autonombrada como Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) en El Salvador. 

Sin embargo, el vínculo entre Dalton y los guerrilleros del ERP generó una disputa interna. Documentos revelados por el ERP tras la desaparición de Dalton, mostraron la lucha entre la tendencia «operativa», encabezada por el líder del grupo, Alejandro Rivas Mira, que ponía énfasis en la «conducción política y militar», y el movimiento formado alrededor de Dalton, peyorativamente denominado «burocrático» y compuesto por «pequeños burgueses pensantes» por sus opositores.

El problema al interior de la guerrilla salvadoreña provocó el arresto de Roque Dalton el 13 de abril de 1975. Acusado de ser un doble agente al servicio de la CIA y de Cuba, Dalton estuvo 27 días en cautiverio hasta que fue dispuesto a una especie de tribunal paramilitar. Finalmente, Dalton, encontró la muerte el 10 de mayo de 1975. Hasta el día de hoy su cuerpo no ha sido recuperado y todo lo que se narra sobre sus últimos momentos son conjeturas y versiones erráticas. 

Su muerte «fue una decisión de la dirección de esa época, de 1975, que son (…) Alejandro Rivas Mira, Jorge Meléndez, Vladimir Rogel, Alberto Sandoval (Lito) y otro compañero de seudónimo Mateo. Y yo», aseguró Joaquín Villalobos, exintegrante de la cúpula guerrillera, entrevistado por Juan José Dalton en 1993. Posteriormente, Villalobos asumió el liderazgo del grupo, luego de que Rivas Mira desapareciera con varios millones de pesos.

Las balas y la desaparición forzada no han permitido que el recuerdo de Dalton se diluya. Actualmente, existe un importante trabajo de recuperación de su legado, el cual lo sitúa como uno de los mejores poetas de América Latina. Intelectuales mexicanos como Elena Poniatowska, Efraín Huerta y Paco Ignacio Taibo II han realizado diversos homenajes a su memoria y a su paso por México.

Por Víctor Hugo Estala Banda

Por: Redacción2
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