CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Los católicos de México tienen un nuevo beato y su nombre es Moisés Lira.
La ceremonia de beatificación se llevó a cabo el sábado en la Basílica de Guadalupe, en Ciudad de México, y fue presidida por el cardenal Marcello Semeraro, delegado del papa Francisco.
La última persona en ser beatificada en este país de casi 100 millones de católicos fue María Concepción Cabrera en 2019.
Aquí un vistazo a la vida de Lira.
¿Quién fue?
Nació en septiembre de 1893 en Puebla, uno de los estados más conservadores del país.
Su madre falleció cuando tenía cinco años y su padre tuvo que reubicarse por trabajo, así que padeció la ausencia de ambos.
Tempranamente quiso ser sacerdote. En 1914 se convirtió en el primer novicio de una congregación fundada por el francés Félix de Jesús Rougier. Y en 1922, a los pocos días de su ordenación sacerdotal, escribió en su diario el lema que definiría su vida: “Es necesario ser muy pequeño para ser un gran santo”. Es decir, centró su ministerio en la sencillez y la humildad.
Lira dedicó su vida a formar catequistas, cuidar de los enfermos y acompañar espiritualmente a comunidades vulnerables. En 1934 fundó la congregación Misioneras de la Caridad de María Inmaculada. Más adelante estableció escuelas e instituciones psiquiátricas.
Murió en junio de 1950 en Ciudad de México.
¿Qué milagro se le atribuye?
Según la Madre María de la Luz Nava, de la congregación fundada por Lira, el milagro ocurrió entre mayo y junio de 2004.
En aquel entonces, una mujer embarazada del estado de Guanajuato recibió la peor de las noticias: con 18 semanas de gestación el feto sufría de una condición que provocaba la acumulación anormal de líquido en el cuerpo. Ante el diagnóstico, que podía ser fatal para el feto o afectar a la madre, el médico les planteó interrumpir el embarazo, pero la pareja se negó.
“No había muchas esperanzas”, explicó la Madre María de la Luz. “Pero algo tenían muy claro: no iban a optar por el aborto. Ellos iban a seguir buscando opciones para que su hija naciera bien”.
La mujer se topó con el padre Moisés en un folleto que encontró mientras hojeaba un libro. “No te conozco, pero ayúdame”, le dijo antes de dedicarle nueve días de rezo.
Terminado el periodo de oración volvió al médico y éste preguntó qué había hecho, pues su hija estaba sana.
“Aquí es donde queda muy manifiesta la intercesión del Padre Moisés y cómo un milagro es obra de la fe”, afirmó la Madre María de la Luz.
Su congregación recién se enteró de lo sucedido en 2014. Un año después se inició el proceso en la diócesis estatal, el trámite siguió su curso en el Vaticano y, en diciembre de 2023, el papa Francisco pidió promulgar el decreto del milagro.
¿Qué causas se le pueden encomendar?
Por el signo del milagro que se le atribuye —explicó el padre David Padrón, que ha trabajado en causas de canonización— se le puede pensar como un protector de la vida desde el vientre materno.
“Es una voz muy fuerte de parte de Dios”, dijo el religioso. “Y a lo mejor las mamás que tengan algún problema durante la gestación de sus hijos se le pueden encomendar”.
Añadió que también se le pueden confiar causas relacionadas con la pastoral sanitaria a nivel general, pues Lira se ocupó de llevar la comunión a los enfermos. Y, por su trabajo en formación espiritual, agregaría casos referentes a la educación.
“Mucha de su pastoral se encargó de dignificar a aquellas personas que, por enfermedad, por pobreza o por alguna otra situación no gozaban de una vida digna en la sociedad”, dijo Padrón.
¿Qué sigue a la beatificación?
Los religiosos confían en que un segundo milagro —que debe ocurrir posterior a la beatificación— podría allanar el camino a la canonización.
Mientras eso ocurre, la Iglesia de México celebrará a Lira cada 15 de junio. “Se agrega al santoral de esta Arquidiócesis de México, de la Familia de la Cruz, esperando que cuando sea canonizado pueda celebrarse en el mundo entero”, dijo Padrón.
La reliquia que más se atesora de Lira es un metacarpo del dedo índice de la mano derecha. Es un hueso simbólico, dijo Padrón, porque Lira compartía el Evangelio a través de la escritura y pertenece al dedo que señala. “Los beatos y los santos son hombres y mujeres que nos señalan a Cristo”, afirmó.
Tras la beatificación se distribuirán otras reliquias de primer grado —fragmentos del cuerpo— en las parroquias asociadas a su vida o que sean significativas para México, como la Basílica de Guadalupe y la Catedral de Puebla. También se abrirá la puerta a que los sacerdotes que deseen dar a conocer su vida soliciten una reliquia para sus templos.
Con información de proceso.com.mx