Tranquilina ha dedicado 10 años de su vida a la búsqueda de su hija Mireya; hoy, el buscar es parte de ella

Tranquilina Hernández ha buscado a su hija Mireya durante una década.

A lo largo de los  años, ha conocido a otras madres buscadoras, como María Aguayo y doña Celia; ha recorrido cada estado del país al menos una vez para hacer búsquedas en vida, en Semefos y fosas.

Ha visto a su hija menor cumplir más años que los que tenía Mireya al momento de su desaparición.

Tiene el mismo cabello rojo, pero ahora tiene dos perforaciones en las orejas, una para la migraña y otra para la depresión que desarrolló a raíz de la ausencia de su hija mayor. Tiene más tatuajes, en todo el cuerpo, que reconoce como una “marca de dolor”.

Todo ello se ha vuelto parte de ella, de su esencia. “Esto soy yo. La búsqueda, la búsqueda de Mireya y de muchos más”, comparte.

Porta, en el décimo aniversario de la desaparición de Mireya, una playera blanca con la fotografía de la joven y la fecha de la desaparición: 13 de septiembre de 2014. Fue el día que ella, de 18 años, acompañó a su novio a su casa en Cuernavaca, a tan sólo unos metros de la suya, y no se le vio de nuevo.

“Son diez años de impunidad, de contar la historia de Mireya, de cómo se la llevaron”, comparte Tranquilina frente a Palacio de Gobierno de Morelos, ante las fotografías de decenas de personas víctimas de desaparición, homicidio, feminicidio y trata de personas que conforman un memorial. 

Es el mismo edificio de Gobierno por el que, en estos 10 años, han pasado los gobernadores Graco Ramírez, Cuauhtémoc Blanco, y a donde llegará la morenista Margarita González Saravia el 1 de octubre, en un momento en que Morelos registra casi 2 mil personas desaparecidas.

“Estoy harta, cansada y hasta la madre de que esto siga impune”.

Vivir sin paz

La familia y amistades de Tranquilina saben que no es la misma mujer que era hace 10 años. 

“Es más fuerte”, “Se ve más cansada”, “Es más segura de lo que está haciendo”, “Está más desgastada”, son algunos de los comentarios que ofrecen. Aguayo recuerda que cuando la conoció, hace ocho años, en el trayecto a una búsqueda en vida realizada en Huitzuco, Guerrero, se molestó porque Tranquilina estaba cantando en el viaje.

Hasta casi un año después, cuando se volvieron a encontrar, la buscadora le cuestionó por qué podía cantar con aparente alegría en medio del dolor. “Yo canto para agarrar fuerza”, le contestó Tranquilina.

Tranquilina Hernández se ha sumado a búsquedas con otras madres en diversos estados del país | Foto: Tamara Mares, Animal Político

Tranquilina Hernández se ha sumado a búsquedas con otras madres en diversos estados del país | Foto: Tamara Mares, Animal Político

Sus sobrinas la ven con admiración, pues están seguras que su tía es una figura de lucha constante. Las mujeres que la acompañan en revisar los campos la ven como un ejemplo a seguir, por su persistencia.

Pero también reconocen que tiene miedo, incertidumbre, y vive con el enojo de no saber qué ha pasado con Mireya.

“Es una persona que está viviendo sin paz”, recalca Aracely, una de sus sobrinas. 

La hermana de Tranquilina sabe que el día que se llevaron a su sobrina, se llevaron una parte del corazón de su madre. “Se roban la alegría plena de toda la familia. Toda la familia se destruye por completo, porque siempre falta algo ahí en cada momento, en cada festejo”, reclama Eustolia.

“Ya no veo las cosas como antes”

Tranquilina misma reconoce lo que ha cambiado en su persona. Sabe que quién era en 2014; no entendía por qué protestantes grafiteaban espacios públicos y rompían mobiliario, pero hoy deja marcado con aerosol morado el rostro de Mireya en las columnas de Palacio de Gobierno.

Tranquilina dejó plasmada la imagen de su hija Mireya en el Palacio de Gobierno de Morelos | Foto: Tamara Mares, Animal PolíticoTranquilina dejó plasmada la imagen de su hija Mireya en el Palacio de Gobierno de Morelos | Foto: Tamara Mares, Animal Político

“Ya no veo las cosas como antes. La gente que no sabe de la lucha, que piensa que somos revoltosas, cuando en realidad estamos luchando algo desde el corazón”, comparte.

“Tenemos mucho dolor, y en aquél entonces, hace 10 años, yo no sabía nada, y a veces veía cosas pero no le hallaba sentido, pero me ha vuelto ese giro que también existen estas personas o familias de feminicidios y desapariciones que quedan impunes, como el caso de Mireya”.

Se siente más fuerte. Sabe más cosas: del dolor, de la búsqueda. Se ha parado en frente de un Fiscal, de un Ministerio Público, ha ido a panteones y a buscar entre los cuerpos en los servicios periciales.

“Creo que eso me ha hecho bien fuerte, también, el tener el aroma impregnado en la nariz [de un cuerpo sin vida] para poder localizar, un aroma que nunca imaginé tener en mi organismo. Ahora lo tengo, y en lugar de sentir desagrado, siento agrado, porque al olerlo siento que vamos a encontrar un tesoro”, relata Tranquilina.

Su capacidad de observación ha aumentado, pero también la persigue en las fechas en que acude con su familia a un balneario, a un bosque, y su primer instinto es de comenzar a buscar en su alrededor a algún desaparecido

“No me lo puedo quitar”.

10 años de búsqueda, 10 años de impunidad

Tranquilina no recuerda todos los municipios de todos los estados a los que ha ido para tratar de encontrar a su hija, junto con los familiares desaparecidos de miembros de otros colectivos, pero está segura que entre ellos están todos los que se nombran en la canción “Caminos de Michoacán”.

Con sus dedos, empieza a enumerar los estados junto con el número de veces que los ha visitado para hacer algún tipo de búsqueda. Veracruz, tres. Baja California, dos. Michoacán, Guerrero, Ciudad de México, Estado de México. Ha recorrido la República, y su mismo estado, a profundidad.

En promedio, calcula que ha realizado al menos dos búsquedas cada mes, a veces incluso más.

Tranquilina protesta pacíficamente frente al Palacio de Gobierno de Morelos por la desaparición de su hija Mireya | Tamara Mares, Animal PolíticoTranquilina protesta pacíficamente frente al Palacio de Gobierno de Morelos por la desaparición de su hija Mireya | Tamara Mares, Animal Político

Tranquilina está segura que su hija mayor la ha traído hasta aquí. Que ha sido ella quien la ha guiado a ayudar a otras familias en su búsqueda, debido al carácter altruista que la joven siempre demostró. Pero comparte que está cansada de la impunidad.

Ella ha señalado a la expareja de su hija, Alfredo “N”, y la familia del mismo, como el probable autor de la desaparición de Mireya, pero a la fecha no se han registrado avances en la carpeta de investigación, y ha sido por su insistencia que se han realizado búsquedas en campo con la presencia de la Comisión estatal y la nacional de Búsqueda.

“¿Dónde están las autoridades? ¿Dónde está la verdad? Yo necesito la verdad”, exige, con una voz firme pero que transmite tristeza. “Por eso estoy aquí, por tanta impunidad, por tanta injusticia”.

“Estoy cansada. Año con año digo lo mismo: cómo fue, cómo se la llevó. No hay avances, no hay nada, pero sí hay agresiones [en mi contra]”.

Rehacerse, en medio de la búsqueda

Después de 10 años, Tranquilina decidió regresar a trabajar como costurera, a pesar de que le ha sido difícil que su búsqueda por Mireya ya no sea de tiempo completo.

“También es algo que Tranquilina necesita, como ser humano, que necesita para salir adelante con sus planes de vida. Sigo en la búsqueda por Mireya, y nunca lo voy a dejar, pero me está costando mucho. Siento un revuelo en mi mente de estar en el trabajo, pero pensar que tengo una reunión” de colectivos de buscadoras, reconoce.

Retomó igualmente sus estudios de preparatoria, para poder completar su educación, algo que había pospuesto durante varios años.

“Me siento muy contenta, y muy nerviosa, porque me da miedo no lograr la meta”, dice mientras mira a sus compañeras y familiares colocar el tapete de memoria, con varios colores, telas, y algunas fotografías de Mireya.

Protesta por la desaparición de Mireya Montiel frente al Palacio de Gobierno de Morelos | Foto: Tamara MaresProtesta por la desaparición de Mireya Montiel frente al Palacio de Gobierno de Morelos | Foto: Tamara Mares

Están su hermana y sus sobrinas, todas ellas con la misma playera que tiene la fotografía de Mireya. También la acompañan las compañeras de búsqueda que ha hecho a lo largo de esta década: Aguayo, Gabriela Villa, Celia Salinas, entre otras.

Junto con ellas, elabora un tapete de memoria y grita: “Mireya Montiel Hernández, presente hoy y siempre”.

Con información de Animal Político.

Por: Edición 10
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