¿Por qué las empresas de cannabis abandonan el primer país latinoamericano en legalizarla?

La industria del cáñamo y el cannabis medicinal en Uruguay prende sus alarmas y es que este país latinoamericano, el primero de la región en legalizar la marihuana con fines recreativos y de salud, ha registrado durante el último año y medio el cierre de reconocidas compañías vinculadas al negocio.

Un reportaje de Bloomberg resalta que entre los productores de cannabis y proveedores de servicios relacionados al negocio en Uruguay, han cerrado compañías como Pharmin, Global Cannabis Holdings y Boreal; mientras que la farmacéutica MedicPlast abandonó el negocio, que en su momento fue creado con la idea de quitárselo a los narcotraficantes y crear una nueva fuente de ingresos por exportación.

Las razones por las que la industria cannábica no ha dado los resultados esperados en Uruguay -donde su legalización, hace una década, planteaba que el país se convirtiera en una potencia productora de cannabis medicinal y cáñamo, con generación de miles de empleos y exportaciones anuales superiores a los 1.000 millones de dólares- se observan en una dura realidad que golpea a estas empresas.

La burocracia, las ventas anémicas, los errores de cálculo en el retorno de inversiones, así como las intensas regulaciones para la exportación y las prohibiciones que persisten en el mundo, han sido claves para provocar la crisis de la industria cannábica actual en Uruguay, que ahora se observa en el éxodo empresarial.

Según el reportaje, desde 2018 las exportaciones de las compañías que trabajan este rubro ni siquiera han logrado llegar a los 30 millones de dólares y el mercado laboral apenas cuenta con 750 trabajadores activos.

La situación en Uruguay llama la atención porque enfrenta esta crisis a pesar de que es un país política y socialmente estable, que logró abrir el mercado de la marihuana con medidas pioneras, ofrecer a los inversionistas un entorno favorable para los negocios y por contar con un aval histórico de ser una nación creadora de industrias multimillonarias como tecnológica y la silvicultura casi desde cero.

"Cuatro años para empezar a vender"

Frank Roman, director de la productora de cannabis Burey, comentó que una de las razones que está matando a la industria es el largo tiempo que se necesita para poner en marcha un negocio en este sector y comenzar a generar ingresos.

"Una empresa que comienza desde cero en Uruguay lleva de tres a cuatro años para empezar a vender y eso eso mata a las empresas si no tienen mucha espalda (recursos)", dijo Roman a Bloomberg. Sin embargo, Burey es uno de los negocios que aún sobreviven a la crisis de la industria generada por "la enorme burocracia".

Esta empresa arrancó en 2019 con un invernadero bajo techo y un laboratorio de extracción. Sin embargo, tuvo que esperar tres años para comenzar a exportar ingredientes farmacéuticos activos a Brasil y Perú debido al lento proceso de obtención de permisos. Además, su primer aceite de cannabis apenas llegó a pacientes brasileños en 2023 por los mismos problemas.

Ignacio Bussy, director ejecutivo del laboratorio de extracción GreenMed, comentó que aunque Uruguay abrió sus puertas al mercado, sus autoridades también han puesto trabas a los productores al exigir productos de grado farmacéutico.

Además, dijo, le cerraron la puerta a la creación de suplementos nutricionales de marihuana ligramente regulados y más fáciles de elaborar, lo que habría generado ventas rápidas.

En medio de este clima de incertidumbre, la empresa canadiense Aurora Cannabis también podría cerrar a fines de septiembre sus operaciones en Uruguay, país en el que invirtió 263 millones de dólares en 2018, según un portavoz de la compañía.

¿Hay soluciones a la crisis?

Carlos Lacava, representante en el Ministerio de Salud de la junta directiva del Instituto de Regulación y Control del Cannabis (Ircca), comentó a Bloomberg que la crisis que enfrenta el sector respondería a que los inversionistas calcularon mal la demanda, no tomaron previsiones con respecto a la carga regulatoria relacionada con el comercio de cannabis, entre otros factores.

Según Lacava, Uruguay ha agilizado y abaratado la obtención de permisos para la marihuana medicinal tras los retrasos presentados en la publicación de la normativa después de la legalización.

Aunque el contexto no parece favorable, empresarios como David Luftglass y sus socios, han redimensionado sus objetivos y decidido que en vez de construir un "enorme laboratorio de extracción" que costaba 50 millones de dólares, crearán un parque empresarial que consiste en un vivero de cannabis. Esta medida, indicó, obedece a que descubrieron que "el mercado internacional no estaba preparado".

Sin embargo, aunque el negocio de la marihuana medicinal todavía no llega a los grandes montos de exportación que vislumbraron en un principio, el mercado, según la empresa de investigación Prohibition Partners, podría generar ventas estimadas de 153 millones de dólares en 2024, en ocho países latinoamericanos.

La crisis no es exclusiva de Uruguay. El negocio también se ha visto afectado en otros países de América Latina, EE.UU. y Europa, donde la industria cannábica ha perdido su atractivo, sobre todo durante la última década, tras enfrentarse a la llamada "fiebre del oro" y la pandemia del coronavirus.

Por: Edición 10
Comentarios