La primera presidenta de México, Claudia Sheinbaum, recibe el bastón de mando, un símbolo ligado a la cultura y tradiciones de las comunidades indígenas del país. Sheinbaum lo ha heredado del ahora expresidente Andrés Manuel López Obrador, quien fue el primer mandatario mexicano en sustentarlo tras tomar protesta el 1 de diciembre de 2018. La entrega se da en el Zócalo de la Ciudad de México —durante el primer acto masivo de Sheinbaum—, por parte de representantes de pueblos indígenas y afromexicanos.
Esta entrega se da un día después de que López Obrador, en el último día de su mandato, firmara el decreto de la llamada Reforma Indígena, con el objetivo de “garantizar plenamente los derechos de las comunidades indígenas y afromexicanas para ser reconocidos como sujetos de derecho público con personalidad jurídica y patrimonio propio”, de acuerdo con un comunicado de la Presidencia. Sin embargo, la iniciativa que reforma la Constitución mexicana ha enfrentado críticas al no incluir una demanda clave que algunas organizaciones indígenas entregaron al presidente: cambiar el artículo 2, el 27 y el 1115 para garantizar que los pueblos indígenas puedan “poseer, utilizar, desarrollar y controlar las tierras, territorios y recursos o bienes naturales que tradicionalmente han poseído, ocupado o utilizado, así como aquellos que hayan adquirido de otra forma”.
El bastón de mando es un objeto ceremonial utilizado en algunas comunidades indígenas para representar autoridad política y espiritual, además de compromiso con la comunidad. Tradicionalmente está elaborado de materiales naturales y adornado con elementos simbólicos. Su entrega a una persona se considera un acto de confianza y responsabilidad. En el contexto político de México, la entrega del bastón de mando a Sheinbaum simboliza no solo la transición del poder, sino la continuidad del proyecto que inició López Obrador.
Este gesto también destaca la importancia de la representación indígena en la política mexicana. Sheinbaum, al recibir el bastón, estaría asumiendo la responsabilidad de continuar la lucha contra la desigualdad, el racismo y la discriminación. La herencia del bastón de mando refuerza la idea de que su liderazgo está profundamente arraigado en la diversidad cultural y en la lucha por la equidad.
En México, las comunidades originarias y racializadas continúan siendo las más vulnerables y las desigualdades y las discriminaciones permanecen. De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), el 69,5% de la población indígena (8,4 millones de personas) vive en situación de pobreza; y el 27,9% (3,4 millones de personas), en pobreza extrema. Sin embargo, López Obrador hizo estandarte de su gestión el apoyo a los grupos más vulnerables a través de sus programas sociales, a los cuales le dará continuidad Claudia Sheinbaum, como dijo en su primer discurso como presidenta de México este 1 de octubre ante el Congreso.
Con información de El País.