Sheinbaum recibe el bastón de mando y reitera que las mujeres serán prioridad

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- La presidenta Claudia Sheinbaum recibió esta tarde el bastón de mando por parte de un grupo de mujeres indígenas y afromexicanas que celebraron el hecho de tener, por vez primera, a una mujer como jefa de Estado, y la ungieron como guía espiritual y autoridad política de los pueblos originarios.

En una ceremonia con sello feminista, con mujeres como principales protagonistas, Sheinbaum recibió el bastón de mando de manos de la presidenta municipal de Chalcatongo, Oaxaca, María de Lourdes Jiménez Liera, quien le dijo en náhuatl que esa pieza de manera representa la esperanza de millones de mujeres mexicanas.

Sheinbaum había juramentado esta mañana como presidenta con una guardia militar de tres mujeres a sus espaldas en el presídium del Congreso de la Unión, donde terminó su discurso con un enfático mensaje de reconocimiento a las mujeres, y esta tarde también imprimió un sello femenino a la celebración en un Zócalo capitalino repleto.  

Fueron 113 mujeres que representan a comunidades indígenas y afromexicanas las que estuvieron en la tarima del Zócalo con la presidenta en la ceremonia de entrega del bastón de mando, y cinco de ellas, provenientes de los cuatro puntos cardinales del país y del centro, se encargaron de recibirla.

Luego, las chamanas Teresita de Jesús Ríos, mazateca de Huautla de Jiménez, Oaxaca, y Ernestina Ortiz, una otomí de Santiago Tianguistengo, Estado de México, hicieron una limpia con humo de copal, yerbas, velas y conjuros en náhuatl a la nueva presidenta, quien llevaba su vestido color hueso con bordados oaxaqueños y la banda tricolor y un collar de flores blancas.

“Tú eres la voz de las que no tuvimos voz por mucho tiempo, eres la voz de nuestros pueblos con dignidad, eres la esperanza que nosotros teníamos”, le dijo Ernestina, quien la llamo “hermanita” y le deseó que los elementos sagrados la acompañen.

Después pidió a los presentes levantar las manos hacia el oriente, por donde sale el Sol, incluida Claudia, quien alzó la mano derecha hacia el Palacio Nacional. Después se dio la vuelta y alzó las dos manos hacia el poniente, hacia el sur y hacia el norte.

Ernestina invocó a los espíritus de sus ancestros que le den la resistencia a la nueva presidenta y la fortaleza para que gobierne “con amor, con compromiso, con entereza y con humidad al pueblo de México”.  

La gobernadora tradicional de Huautla de Jiménez, Durango, Virginia Flores, dijo que desde el corazón de México-Tenochtitlan se percibe un día de fiesta, alegría y esperanza porque más de 200 años después de la Independencia de México, por vez primera una mujer asume como presidenta del país.

Le fue entregado el bastón de mando por Virginia Flores y la presidenta municipal de Chalcatongo, Oaxaca, María de Lourdes Jiménez Liera.

La fiesta popular para celebrar la llegada de la primera mujer a la Presidencia de México comenzó poco a poco, en la medida en que los ciudadanos, familias y grupos de Morena se iban congregando en la plancha del Zócalo con decenas de grandes banderolas blancas con el nombre en guinda y negro de Claudia Sheinbaum, y el nombre del partido oficial.

Había miles de personas que fueron espontáneamente a la celebración, pero imperaban los contingentes morenistas, las tribus segmentadas en la plaza pública, con los nombres de sus jefes en pancartas, alzando la mano, proclamando “a sus órdenes, señora presidenta”.

El acceso al Zócalo fue restringido y controlado por policías de la ciudad, quienes priorizaban a los grupos oficialistas, como era antes, con el PRI, con el corporativismo como forma de organización política.

Bastaba observar a los cientos de autobuses de pasajeros estacionados desde muy temprano en los alrededores de la Alameda, del Monumento a la Revolución, de la Secretaría de Gobernación… la evidencia de la cargada, de lo aceitada que está la maquinaria político-electoral de Morena. Los pasajeros que llegaron de las alcaldías, de los estados, llegaron al Zócalo como Pedro por su casa.

Pero miles de personas no tuvieron acceso y se quedaron en las calles aledañas al Zócalo, en Madero principalmente, a ver lo que podían alcanzar a ver de la celebración en la plaza a través de pantallas instaladas allí.  

Muy visibles estaban en el Zócalo las banderas y los globos propagandísticos de CATEM (Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México), del senador expriista y hoy morenista Pedro Haces.

Los que ya se vieron menos son los “amlitos”, esos muñecos que venden en la calle del expresidente Andrés Manuel López Obrador, y las mantas que le agradecen su obra de gobierno. “Hasta siempre, AMLO”, decía una cartulina verde escrita con plumón negro.

En la fachada del edificio del gobierno de la Ciudad de México había una gran pancarta con el rostro de la nueva mandataria y el texto “Claudia Sheinbaum, presidenta 2024-2030”, un gesto del saliente jefe de gobierno encargado de la ciudad, Martí Batres, quien en unos días entregará el cargo a la también morenista Clara Brugada y asumirá como director del ISSSTE.

La fiesta en el Zócalo se concentró desde la 1 de tarde en el templete instalado frente a la Catedral, donde abrió el programa la Orquesta Monumental PILARES con mambos de Pérez Prado, sinfonías de Beethoven, piezas tradicionales mexicanas como La Bamba y Cielito Lindo y cumbias como “Tiene espinas el rosal”.

Por ese escenario pasaron danzantes indígenas de varias partes del país, la maravillosa orquesta femenil del Viento Florido de Oaxaca y el mariachi femenil innovación de Jalisco.

Es un hecho: México tiene desde este martes una presidenta, la primera en la historia, y ella quiere dejar claro en los símbolos, en las formas y en los contenidos de sus mensajes que las políticas públicas y la cultura política tendrán una orientación feminista.

Por eso fueron mujeres las que le entregaron el bastón de mando, por eso fue Ifigenia Martínez, presidenta de la Cámara de Diputados a sus 94 años, expriista, experredista, morenista, quien le entregó la banda presidencial, por eso prefiere cerca de ella a las mujeres militares.  

Esta ceremonia, que simbolizó la proclamación de Sheinbaum como guía espiritual y principal autoridad política de los pueblos indígenas, fue inaugurada en México hace seis años por el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador, pero antes la realizaron otros mandatarios latinoamericanos, como Evo Morales en Bolivia y Rafael Correa en Ecuador.

Con información de Proceso.

Por: Edición 10
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