Donald Trump volvió a agitar este domingo el fantasma del fraude electoral, en una jornada en la que su rival Kamala Harris pidió pasar página para "curar la división" en Estados Unidos, a dos días de unas elecciones presidenciales muy reñidas.
A pesar de que no hay pruebas de que se haya cometido un fraude electoral significativo, el expresidente afirmó en Pensilvania que los demócratas "luchan muy duro para robar" los comicios.
Recordó el intento de asesinato en su contra en julio y añadió que, para que se repitiera, la bala tendría que atravesar la multitud de medios de comunicación.
"Para atraparme, alguien tendría que disparar a través de las noticias falsas, y eso no me molesta tanto. No me molesta", afirmó entre risas.
En la recta final, aumenta el miedo a un posible estallido de violencia si Trump pierde y se niega a reconocer su derrota, como hizo en 2020.
Con información de El Economista.