México y EU logran acuerdo sobre suministro de agua en medio de sequía y escasez

Los gobiernos de ambos países llegaron a un acuerdo destinado a garantizar un suministro más regular de agua de México a Estados Unidos, informaron ambas naciones, tras un largo período de tensión por un tratado sobre el recurso hídrico de décadas de antigüedad.

El nuevo convenio de la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA), que supervisa el tratado de 1944, proporcionará al país latinoamericano "herramientas y flexibilidad" para la entrega del líquido, de acuerdo con un comunicado de la sección estadounidense de CILA. Estados Unidos y México han tenido disputas sobre el tratado de 1944, que fue diseñado para asignar recursos hídricos compartidos.

Según el pacto, México debe enviar 1.75 millones de acres-pie de agua desde el Río Grande a su vecino del norte para abastecer a los agricultores estadounidenses con riego crítico. Sin embargo, no ha cumplido plenamente con sus compromisos en los últimos tiempos, en medio de una de las sequías más graves en casi tres décadas.

La sección mexicana de CILA dijo en su propia declaración que la medida brindaría mayor "confiabilidad y predictibilidad" en las entregas de agua a los usuarios de ambos países, establecería nuevos grupos de trabajo y mejoraría la calidad del agua en la cuenca del Río Grande. La nueva medida fue el resultado de 18 meses de negociaciones.

¿Cómo funciona el Tratado de Aguas?

La entrega de agua entre ambas naciones es por ciclos de cinco años seguidos, pero en caso de que exista sequía extraordinaria, el faltante deberá ser cubierto en el siguiente ciclo, pero si las presas internacionales se llenan con agua de su propiedad, el ciclo se considera concluido y los faltantes se cancelan. 

Un ejemplo de lo anterior sucedió en el ciclo 24, el cual terminó el 26 de septiembre de 1992 porque la capacidad de los Estados Unidos en las dos presas internacionales se llenó con agua de su propiedad, según datos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).

Con información de El Economista.

Por: Edición 10
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