Por qué los católicos bautizamos a los niños

En la Biblia, Juan el Bautista dice que alguien más poderoso que él vendrá y bautizará con el Espíritu Santo y con fuego: (no será un bautismo de arrepentimiento, sino una limpieza de tus pecados).

En Mateo 3:11, Juan el Bautista dice: "Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento, pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará con el Espíritu Santo y con fuego". 

En Lucas 3:16, Juan el Bautista dice: "Yo, a la verdad, os bautizo en agua; mas viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado; él os bautizará con el Espíritu Santo y con fuego". 

Juan el Bautista predicó en el desierto de Judea, cerca del río Jordán, y bautizaba a las personas que se arrepentían de sus pecados. Su mensaje era que el Reino de los Cielos estaba cerca y que la gente debía arrepentirse. 

Por otro lado, en la  Biblia en Marcos 16:15 dice: "Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda criatura". 
En los versículos siguientes, Jesús continúa diciendo:
"El que crea y sea bautizado será salvo, pero el que no crea será condenado".
"Y estas señales acompañarán a los que hayan creído: expulsarán demonios en mi nombre y hablarán en otros idiomas sin haberlos aprendido". 

Estos pasajes del Evangelio de Jesús hacen pensar que primero debe declararse la fe y después poder bautizarse, pero la cuestión es si debe ser en ese orden. Para discernir sobre este tema, consideremos una práctica de la vida cotidiana. A los niños se les vacuna para prevenir enfermedades y no se les pregunta si quieren ser vacunados. Al aplicarles este procedimiento para crear anticuerpos y darles defensas para no enfermarse se les da un don, el don de poderse defender de los ataques de las enfermedades para las que están preparados, y es un don porque no lo piden, pues como ya lo dije se les da. El niño recibe gratuitamente la vacuna y gratuitamente cuenta con defensas para enfrentar el riesgo de contraer las enfermedades que cubren las vacunas, pero éstas no aseguran absolutamente que están protegidos, en muy, muy pocos casos se puede presentar la enfermedad.

En cuanto al bautizo de un niño, este sacramento lo libera del pecado original que hereda por causa de que Adán y Eva, o nuestros primeros padres, fueron expulsados del Paraíso (donde vivían en Gracia de Dios, dada gratuitamente por el Creador al traerlos al mundo), teniendo que vivir con su pecado. Es como el caso de los esclavos que heredan su condición de servidumbre vitalicia a sus hijos. No digo que esto está bien, pero desgraciadamente la práctica de abuso de la sociedad cuando la esclavitud era legal establecía que los hijos de esclavos también eran esclavos.

Del mismo modo, al nacer, como venimos al mundo fuera del Paraíso, nacemos desprovistos de la Gracia de Dios que antes de su caída se otorgó a Adán y Eva, por lo que heredamos la condición de ser incapaces de vivir en amistad con el Señor y Él en su infinita Misericordia quiere reestablecer esa condición de contar con su Gracia y nos la otorga gratuitamente por conducto del bautismo, que es el proceso de limpieza de nuestra alma de todo pecado por obra y gracia del Espíritu Santo. Así, en los siguientes pasajes del libro de los Hechos de los Apóstoles podemos ver lo siguiente:

Según la Biblia, el carcelero se bautizó junto con toda su familia, como se narra en Hechos 16:33-34. Veamos el contexto:

23.  Después de haberles dado muchos golpes, los echaron a la cárcel, dando orden al carcelero de vigilarlos con todo cuidado.

24.  Este, al recibir dicha orden, los metió en el calabozo interior, y les sujetó los pies con cadenas al piso del calabozo.

25  Hacia la media noche Pablo y Silas estaban cantando himnos a Dios, y los demás presos los escuchaban.

26.  De repente se produjo un temblor tan fuerte que se conmovieron los cimientos de la cárcel; todas las puertas se abrieron de golpe y a todos los presos se les soltaron las cadenas.

27.  Se despertó el carcelero y vio todas las puertas de la cárcel abiertas. Creyendo que los presos se habían escapado, sacó la espada para matarse,

28.  pero Pablo le gritó:«No te hagas daño, que estamos todos aquí.»

29  El hombre pidió una luz, entró de un salto y, después de encerrar bien a los demás presos, se arrojó temblando a los pies de Pablo y Silas.

30.  Después los sacó fuera y les preguntó: «Señores, ¿qué debo hacer para salvarme?»

31.  Le respondieron: «Ten fe en el Señor Jesús y te salvarás tú y tu familia.»

32.  Así que le anunciaron la Palabra del Señor a él y a todos los de su casa,

33.  y él, sin más demora, les lavó las heridas y se bautizó con toda su familia a aquella hora de la noche.

34.  Los había llevado a su casa; allí preparó la mesa e hicieron fiesta con todos los suyos por haber creído en Dios.(Hechos 16, 23-34)

Más adelante el texto dice:

40.  Apenas dejaron la cárcel fueron a casa de Lidia. Allí se encontraron con los hermanos, a los que dieron ánimo y antes de marcharse.(Hechos 16, 40)

Este pasaje del libro de los Hechos de los Apóstoles (enviados a proclamar el Evangelio) nos muestra que el carcelero recibió el bautismo con toda su familia (¿quién asegura que no había niños que también fueron bautizados?). Lo mismo sucedió con Lidia que recibió el bautismo con toda su familia.

El don del Espíritu Santo nos hace hijos de Dios, no solo sus criaturas, y ese don nos da la incipiente fe sobrenatural y para acrecentarla  necesitamos cultivar las buenas obras, cumplir a su plenitud la Ley (Yo no vine a suprimir la Ley, sino a darle plenitud, ir más allá de sus prescripciones, ya no es no matarás, sino ayudarás a tu prójimo en sus necesidades, etc.). La Ley deja de ser una carga y que se convierte en una fuerza, porque el hombre no ha sido creado para la Ley, sino la Ley para el hombre, ya que es el punto de apoyo para su crecimiento, es una guía y no algo que lo sujeta a cumplir puntualmente, sin darle holgura para moverse según la voluntad de Dios.

El bautismo, al ser un don Divino, es el punto de inicio para crecer en el conocimiento de Dios y del prójimo, para servirlo como el Hijo del Hombre que no vino a ser servido, sino a servir.

Esta es la razón por la que los católicos bautizamos desde niños pequeños a nuestros hijos, porque para poder declarar nuestra fe en Jesús necesitamos del don del Espíritu Santo, sin él no podemos hacerlo, estamos incapacitados.

La fe humana se construye a través de la confianza y mediante la catequesis, la lectura bíblica, el conocimiento de las enseñanzas progresivas del Magisterio de la Iglesia, la asistencia a los grupos parroquiales, la formación en los valores Evangélicos, etc., vamos cimentando nuestra fe humana y al pedir al Espíritu Santo "EL DON DE LA FE SOBRENATURAL" Él nos la otorga y acrecienta hasta poder decir como San Pablo, "ya no soy yo, es Cristo quien vive en mi", además de que vamos reconociendo al Resucitado como una experiencia de vida. Tan íntima es la relación con Jesús Glorioso, que nos contagiamos de la alegría de que está vivo y que vive en mi.

El principio de este proceso es el bautismo y es nuestra decisión seguirlo, como lo es la obligación de nuestros padres encauzarnos por el camino Evangélico, así como de la comunidad a la que pertenecemos y a nuestra iniciativa y deseo de lograr el encuentro con el Señor.

Así como la fe humana se cultiva y es el cimiento de la fe sobrenatural, lo mismo se da con las otras dos virtudes teologales: la esperanza y la caridad. Recomiendo ver la producción cinematográfica de Eduardo Verástegui "Cabrini", que es un ensayo biográfico de la primer santa de los EEUU, que aunque ella fue una monja italiana su vida de entrega a los demás la desarrolló en ese país del norte.

Los inmigrantes italianos que llegaron a Norteamérica en busca de un futuro mejor, fueron oleadas de muchísimas personas y había innumerables huérfanos que vivían en las líneas de drenaje o en condiciones de pobreza en alto extremas, siendo víctimas de mal trato y explotación diversa por la sociedad y el crimen. La santa dedicó su vida a luchar por los más indefensos, llevando una vida heróica en favor de los olvidados por todos y hay una escena en la que se le cuestiona a Santa Francisca Javiera Cabrini que se propone hacer, porque nada ni nadie la puede detener en su lucha y ella responde: Quiero construir un Imperio de Esperanza (para todos esos niños descartados socialmente). La santa comprende y vive la virtud sobrenatural de la Esperanza y la vive porque la fe y el amor que recibe como don de Dios la mantiene en la lucha.

Por otro lado, en cuanto a la Caridad, tenemos el ejemplo de Santa Teresa de Calcuta, que dejó las comodidades del colegio en el que servía como monja, para salir a las calles a servir a los más pobres de los pobres, sin importar creencias religiosas, grupos étnicos y castas, pues a todos por igual atendió solícitamente con desprendimiento de si misma. En cada persona veía el rostro de Cristo sufriente y se entregaba a darles la mejor atención a su mano: con amor extremo, tanto que hay una frase de ella el dice: "ama hasta que te duela" y para amar así requerimos la asistencia divina pues se trata de un amor sobrenatural.

Las tres virtudes, fe, esperanza y caridad siempre van acompañadas, se expresan de forma distinta, pero se hacen una sola: vivir como es la voluntad de Dios.

Jorge Luis Vargas Romero

Por: Redacción2
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