A través de un comunicado de los obispos de la provincia eclesiástica de Chihuahua se pronunciaron en contra de la sentencia emitida por la SCJN respecto al código penal del estado en materia de aborto, “la mayoría de los chihuahuenses estamos a favor del respeto de la vida desde su concepción hasta su muerte natural”.
Quienes reconocemos el valor de la vida humana, hemos recibido con profundo pesar la sentencia emitida por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por la que se declara inconstitucional la tipificación del aborto como delito en nuestro código penal estatal.
Dicha resolución resulta extraña para el sentir de la mayoría de los chihuahuenses que estamos a favor del respeto de la vida desde su concepción hasta su muerte natural. El aborto, puesto que es un acto inmoral, porque es el asesinato de una vida humana, jamás podrá ser considerado solución para ninguna de las problemáticas por las que se pretexta su legalización.
El gobierno, la sociedad civil y la Iglesia hemos de buscar otros recursos que sean portadores de esperanza y verdadera solución. No permitamos que ninguna mujer se sienta sola en su embarazo, o que por cualquier otra razón considere la práctica abortiva como una respuesta adecuada.
Es oportuno también recordar, para quienes compete la responsabilidad de legislar, que la función de la ley es la de tutelar y promover todo aquello que de suyo es valor universal, y por tanto un derecho. Sobre todo, el derecho a la vida, que es el origen y fundamento de cualquier otro. La naturaleza de la ley no es la de definir, sino la de reconocer y custodiar todo aquello que por si mismo es valioso y bueno.
Exhortamos a las comunidades diocesanas de la Provincia Eclesiástica de Chihuahua, para que en circunstancias críticas como ésta, redoblemos nuestra creatividad e inventiva. Que cada comunidad parroquial, institución eclesial y familia, sea en primer lugar, un espacio donde todos aprendamos a valorar el don de la vida y al mismo tiempo. acompañemos a quien en su condición de madre pudiera estarse sintiendo sola.
La defensa de la vida no es un tema exclusivo de la fe, sino una exigencia de humanidad. Por eso, elevamos nuestra oración al Dios de la vida y a santa María de Guadalupe, que llevó en su seno la Vida misma, para que tanto creyentes y hombres y mujeres de buena voluntad, logremos encontrar caminos de verdadero humanismo que nos permitan construir una sociedad en la que toda ley reconozca, custodie y promueva la dignidad de la vida humana.