Londres, 05/02/2025 (Más).- Un estudio publicado en la revista Nature Medicine ha identificado una elevada concentración de microplásticos y nanoplásticos en el cerebro humano, en comparación con otros órganos. La investigación, basada en muestras de cadáveres recopiladas en los últimos ocho años, evidencia un incremento progresivo de estos contaminantes en el organismo, reflejando la creciente exposición de la población a los residuos plásticos.
Los científicos encontraron que la acumulación de microplásticos en el cerebro es entre siete y 30 veces mayor que en el hígado o los riñones. Aunque aún no se han determinado con certeza las implicaciones para la salud, los expertos advierten que estos compuestos podrían estar relacionados con daños en el sistema nervioso.
Los microplásticos, partículas de plástico de entre 0,1 micrómetros y cinco milímetros, ingresan al cuerpo a través de los alimentos, el agua potable y la inhalación de aire contaminado. Según el estudio, el plástico es hidrofóbico, lo que favorece su acumulación en tejidos grasos como el cerebro, compuesto en un 60% por grasa.
El investigador principal, Matthew J. Campbell, del New Mexico Center for Metals, explicó que estos contaminantes no flotan libremente en la sangre, sino que se encuentran empaquetados en las grasas circulantes y se filtran al resto del cuerpo a través del intestino delgado.
Los hallazgos también muestran que los cerebros de individuos con demencia presentan mayores concentraciones de microplásticos. Según la bióloga Eva Jiménez-Guri, de la Universidad de Exeter, esto podría deberse a la atrofia del tejido cerebral y fallos en la barrera hematoencefálica, lo que permitiría la entrada de partículas externas. Sin embargo, los investigadores advierten que estos resultados no prueban que los microplásticos causen demencia, sino que sugieren una correlación que requiere más estudios.
Aunque las consecuencias en humanos aún no están claras, estudios en animales han revelado efectos preocupantes. Investigaciones previas en peces cebra encontraron que la exposición a nanoplásticos provoca estrés oxidativo y envejecimiento cerebral acelerado. Otro estudio reciente en ratones determinó que las células inmunitarias del cerebro engullen microplásticos, formando cúmulos que podrían bloquear el flujo sanguíneo y causar coágulos cerebrales.
La producción de plástico se ha duplicado entre 2000 y 2019, alcanzando 460 millones de toneladas anuales. Se estima que más del 22% de los residuos plásticos terminan en el medio ambiente, contaminando la cadena alimenticia. Un análisis de la Portland State University detectó microplásticos en el 99% de las muestras de mariscos analizadas.
Un informe de 2019 estimó que una persona promedio podría ingerir hasta cinco gramos de plástico por semana, el equivalente a una tarjeta de crédito entera.
Los científicos coinciden en la necesidad de realizar más estudios para evaluar los riesgos a largo plazo de la acumulación de plásticos en el organismo. Mientras tanto, la creciente evidencia sugiere que la contaminación por plásticos no solo afecta al medio ambiente, sino que también se ha infiltrado en el cuerpo humano con consecuencias aún desconocidas.
Con información de Massinformación.