Una vasta nube de polvo que cubrió Europa en marzo de 2022 escondía un sorprendente secreto: restos de contaminación radiactiva. Según un nuevo estudio publicado en Science Advances, este polvo contenía vestigios de las pruebas nucleares realizadas por EE.UU. y la URSS durante la Guerra Fría.
Investigadores de la Universidad de París-Saclay (Francia) llegaron a este descubrimiento tras analizar 110 muestras de polvo recolectadas en seis países europeos. El origen del polvo se rastreó hasta el desierto del Sáhara, conocido por enviar tormentas de arena a través del Mediterráneo. Observaciones y cálculos de trayectoria confirmaron que el polvo provenía del sur de Argelia, incluyendo la región de Reggane, donde Francia llevó a cabo sus primeras pruebas nucleares atmosféricas en los años sesenta.
Entre 2020 y 2024, Europa experimentó un aumento en la frecuencia e intensidad de las intrusiones de polvo sahariano, alcanzando un punto álgido en marzo de 2022. Este episodio sin precedentes tuvo un impacto notable en la calidad del aire en Europa occidental y central. Además de la contaminación general, la posibilidad de que este polvo transportara radiactividad – quizás relacionada con las pruebas nucleares francesas en Argelia en los años 60 – sigue siendo una preocupación pública y un tema de debate científico.
Lo más sorprendente fue que el análisis isotópico del plutonio, la "huella dactilar" de los isótopos radiactivos, no coincidió con las pruebas francesas. En cambio, se asemejó a la lluvia radiactiva global resultante de las numerosas detonaciones nucleares realizadas por EE.UU. y la URSS durante la Guerra Fría.
A pesar de que los niveles de radiactividad encontrados en el polvo sahariano se consideraron seguros – representando menos del 2 % del umbral permitido – los científicos enfatizan la necesidad de un monitoreo continuo para evaluar los posibles efectos a largo plazo.
Con información de actualidad.rt.com
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