Hace un año, el joven oaxaqueño Hiram Rodríguez viajó a Estados Unidos con la intención de trabajar y ahorrar para hacer una maestría en el extranjero. Sin embargo, enfermó a mediados de enero e intentó regresar a México para recibir tratamiento, pero le detectaron coágulos en el cerebro y hoy lucha por su vida desde un hospital en Sacramento, California.
En medio del agravamiento de la crisis migratoria por la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, desde Oaxaca, la familia de Hiram intenta salvarlo.
Sus padres y su hermano, Gary, intentan recaudar el dinero necesario para su tratamiento, y tratan de conseguir una visa de emergencia para poder acompañar a Hiram en su condición delicada.
Sin embargo, con la llegada de Trump y sus órdenes ejecutivas antimigrantes —como la eliminación de programas para la solicitud de asilo como CBP One y las deportaciones masivas— temen que enfrenten dificultades para obtener este documento.
“El hospital donde está quedó en enviarnos una carta de solicitud donde uno de nosotros pueda viajar a Estados Unidos y estar con él”, expresa Gary Rodríguez en entrevista. “Nuestra prioridad es que nos escuche, que sienta que estamos cerca de él”.
Hiram, un oaxaqueño de 27 años de edad, había estado trabajando a inicios del 2025 en un restaurante y viviendo con un compañero cerca de la capital californiana; cuando comenzó a presentar síntomas como presión alta, mareos y náuseas.
“Lo llevaron al médico, pero ahí solamente lo trataron de presión alta”, comparte en entrevista el hermano de Hiram desde Oaxaca. “Ahí fue cuando comenzó con su problema”.
Hiram se sentía perdido, como si “se le había alterado la realidad”, dice, y no lograba concentrarse en su trabajo.
Frente a los constantes síntomas de malestar, decidió comprar un boleto de avión para regresar a México el 5 de febrero –que después adelantó para el 27 de enero– y poderse tratar en su país de origen, pero no logró llegar.
“La última llamada que tuvo con mi papá fue diciéndole que se sentía un poco mal, mareado. Mi papá le dijo que hablara con su casera para que le preparara algo de comer, y la casera sí lo atendió. Eso fue dos días antes de que regresara en el vuelo, que ya había adelantado”, señala Gary.
“Esa misma noche lo llevaron al hospital para que le hicieran una valoración, para ver si podía viajar, y ahí fue donde detectaron que tenía lo que al principio nos dijeron era una meningitis. Entonces fue cuando lo internaron”.
El diagnóstico inicial de los doctores del Hospital Methodist –donde se encuentra internado el oaxaqueño– fue una meningitis bacteriana, y señalaron que fue atendido apenas a tiempo para evitar “lo peor”.
Sin embargo, al ver que no mejoraba su condición con el tratamiento, le empezaron a hacer más estudios para descartar otra enfermedad.
“Le hicieron estudios de herpes, de cáncer, drogas, bacterias y virus, pero en todos estos estudios resultaron negativos”, detalla Gary. Finalmente, llegó el diagnóstico acertado: Hiram tiene coágulos en el cerebro.
Entre los estudios, el tratamiento y la hospitalización, la familia Rodríguez calcula que la cuenta ronda los 15 mil dólares, aproximadamente 300 mil pesos, pero no cuenta con los medios para cubrir todos los gastos.
“Amigos míos, conocidos de mi familia y de mi novia, también, nos han estado apoyando económicamente, además de en la aplicación Go Fund Me. Ahora sí que nos preocupa un poco, pero estamos un poco más tranquilos por todo el apoyo que nos han dado estas personas”.
A través del sitio de recaudación de fondos Go Fund Me, los Rodríguez han logrado juntar 78 mil 413 pesos, lo que representa una cuarta parte del dinero que ellos requieren para pagar los costos de hospitalización de Hiram.
En Estados Unidos, sólo las personas migrantes que tienen su estatus migratorio regulado pueden acceder a servicios de salud, tales como refugiados o residentes con “green card”.
La organización New American Economy realizó un estudio en 2021 titulado “Keeping Medicare Solvent. How Immigrants Subsidize Medicare’s Trust Fund for All US Seniors”, en el cual anotó que los migrantes abonaban más económicamente a programas de salud pública que lo que aprovechaban en beneficios.
“Migrantes pagaron 51 mil millones de dólares más en impuestos destinados al pago de Medicare (programa de seguro médico) de lo que consumieron en servicios pagados por Medicare entre los años 2012 y 2018”, expusieron los autores en el artículo.
Sobre este tema, la organización The Immigrant Learning Center anotó: “Medicare recibe la mayor parte de su financiamiento mediante un impuesto sobre el salario que aplica a todos los trabajadores en Estados Unidos, sin importar su estatus migratorio, incluyendo a más de la mitad del total de migrantes indocumentados (en el país)”.
Hiram no cuenta con una red de apoyo en Estados Unidos, ya que sus padres y hermano están en Oaxaca, y sólo tiene contacto con la casera a quien le rentaba.
En ese sentido, Gary expuso que la principal preocupación de su familia es poder acompañarlo durante los 12 días que durará su tratamiento.
“(Nuestra primera urgencia) más que nada es estar con él”, dice su hermano. “Lo que yo pienso es que si nos escucha, o nos ve cerca de él, probablemente esto lo tranquilice un poco más y pueda recibir el tratamiento con más calma”.
Con información de Animal Político.