La lenta y dolorosa agonía del Rust Belt, el cinturón manufacturero de Estados Unidos, definió el carácter de una generación que no vio otra cosa que no fueran fábricas en ruinas y edificios grises a punto de colapsar. Raymond Carver, prolífico cuentista del reverso del sueño americano, lo explicó a su manera en De qué hablamos cuando hablamos de amor: “Es octubre, un día húmedo. Desde la ventana del hotel veo demasiadas cosas de esta ciudad del Medio Oeste. Veo cómo se encienden las luces de algunos edificios, veo cómo el humo de las altas chimeneas se alza en columnas espesas. Me gustaría no tener que mirar”.
Muchas ciudades que en otro tiempo resplandecieron tuvieron que replegarse en sí mismas para lamerse las heridas y elegir entre dejar de ser, reinventarse o abrazar sus raíces. Ubicada a menos de una hora en automóvil de Cleveland, Akron, la otrora capital del caucho, fue uno de los bastiones industriales que peor convivió con la idea de renunciar a ser un centro manufacturero. Esta negación se debió fundamentalmente a la particular circunstancia de estar localizada en una escalera de esclusas cerca del canal de Ohio y del lago Erie, un brazo de agua con una superficie de 25 mil 700 kilómetros cuadrados que abarca los estados de Ohio, Pensilvania, Michigan y Nueva York, así como la provincia de Ontario, en el país vecino de Canadá.
En ese contexto vio la luz LeBron James el 30 de diciembre de 1984, en el Summa Akron City Hospital, el mismo sitio que cuatro años más tarde también sería la cuna de Stephen Curry, otro animal mitológico del baloncesto contemporáneo. Siendo apenas una adolescente y tras la muerte de su madre, Gloria James tuvo que hacerse cargo en soledad del hijo que procreó con un hombre que compatibilizó sus días entre el asfalto del basquetbol callejero y la cárcel y que desapareció tan pronto supo que se convertiría en padre.
LeBron ya no creció en Firestone Park ni en Goodyear Heights, los antiguos barrios para trabajadores que construyeron los caudillos del caucho durante el auge de la producción de neumáticos, sino saltando de lugar en lugar dentro de los barrios más marginales y apartados de la zona oeste de Akron, durmiendo en colchones sobre el piso y sobreviviendo con cupones alimentarios.
Entre los cinco y los ochos años vivió en 12 lugares distintos. La infancia itinerante de LeBron terminó cuando Frank Walker, entrenador de baloncesto y padre de su mejor amigo, lo invitó a vivir a su casa para estabilizar su expediente escolar y entrenarlo con una rutina profesional que le permitiera enfocarse definitivamente en el basquetbol. De hecho, Spring Hill, el barrio que lo acogió durante sus días con Walker, inspiraría más tarde el nombre de una empresa de contenidos audiovisuales que fundó junto a Maverick Carter, su manager de negocios, su segunda espada perenne.
Al poco tiempo, Frank Walker le propuso a James integrarse al equipo Northeast Ohio Shooting Stars, en el que terminó desarrollándose como estrella emergente a partir de una gran conexión con varios jugadores afrodescendientes que, como él, buscaban desengancharse de la hostilidad del Akron posindustrial a través del deporte.
El siguiente paso, según la ruta más convencional, era afiliarse al bachillerato John R. Buchtel, cuya tradición a nivel baloncesto en la comunidad afroamericana de la ciudad lo distinguía como el mejor sitio posible para un talento en ciernes como James. Contrario a lo esperado, probó suerte en St. Vincent-St. Mary, una escuela católica irlandesa con estudiantes predominantemente blancos.
“Nunca había pasado tiempo con estadunidenses blancos y no sabía nada de su cultura. No sabía si era igual a la nuestra o diferente, o qué. No pensé que había cometido un error, pero fue una dura transición”, dijo James sobre aquel convulso 1999, declaraciones que rescató el New York Times.
En cuestión de meses LeBron James pasó de...
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Fragmento del reportaje publicado en la edición 0021 de la revista Proceso, correspondiente a marzo de 2025, cuyo ejemplar digital puede adquirirse en este enlace.
Con información de proceso.com.mx