En México, las mujeres y las niñas son más vulnerables a la violencia y una de sus formas es la digital, la cual se define como un modo de agresión contra la integridad de una persona mediante el uso de tecnologías de información y comunicación (TIC).
Se presenta de diversas maneras: desde el acoso en redes sociales hasta el robo de identidad, incluyendo la difusión no consensuada de imágenes y videos íntimos, y también delitos más graves como extorsión, pederastia o pornografía.
Este tipo de situaciones genera en las mujeres miedo, inseguridad, enfermedades físicas y psicológicas, depresión, angustia, aislamiento social, entre otros padecimientos.
Otra problemática es el ciberacoso. En 2023, el 22% de las mujeres mayores de 12 años usuarias de internet vivió alguna situación de acoso cibernético.
Las formas más comunes incluyen el contacto a través de identidades falsas, recibir contenido sexual, mensajes o llamadas ofensivas, insinuaciones o propuestas inapropiadas, suplantación de identidad, rastreo de cuentas o
sitios web y críticas sobre la apariencia o clase social.
El miedo a las consecuencias, las amenazas, la vergüenza, el temor a no ser escuchadas o a ser culpadas son algunas razones por las que las mujeres no buscan ayuda o atención al ser víctimas de violencia física o sexual.
La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) destaca en la Revista del Consumidor del mes de marzo, los términos más populares que han surgido en el contexto de esta violencia y algunas medidas de prevención y protección:
Ciberbullying: Es el acoso o intimidación repetitiva que se lleva a cabo a través de tecnologías digitales con la intención de atemorizar, enojar o humillar. En este caso se recomienda guardar la evidencia, bloquear al acosador, denunciarlo y buscar apoyo.
Troleo: Son mensajes ofensivos o provocativos que buscan entorpecer la conversación en foros de internet y redes sociales. Lo mejor es ignorarlos, bloquear los perfiles y ajustar la privacidad.
Stalking: Conductas obsesivas, acosadoras e insistentes para averiguar información de una persona a través de redes sociales. Hay que evitar compartir y publicar información personal, así como rechazar solicitudes de
personas extrañas.
Grooming: Ocurre cuando un adulto se gana la confianza, a base de mentiras de una niña o adolescente a través de internet, para obtener imágenes o videos con connotación o actividad sexual. Como medida de protección se deben usar herramientas de control parental que permitan bloquear, controlar o limitar el uso de aplicaciones o contenidos en internet, además de establecer límites y horarios.
Shaming: Acoso en línea que busca avergonzar y humillar a una persona a través de redes sociales. Es necesario reportar los contenidos, páginas o personas que lo promuevan así como denunciar en la plataforma en la que
suceda.
Doxing: Revelar información confidencial de una persona sin su consentimiento como nombre real, dirección, teléfono o datos financieros. Se recomienda tener cuidado al proporcionar información en línea, evitar abrir
correos electrónicos sospechosos, así como crear cuentas de correo para distintos propósitos.
Sexting: Práctica, principalmente entre jóvenes, que consiste en el intercambio de mensajes de contenido sexual o erótico. También puede derivar en violencia digital si se difunden sin consentimiento. Para prevenirlo se debe
evitar remitir este tipo de contenidos a desconocidos, denunciar en caso de que se difundida sin consentimiento, no almacenar contenido íntimo de otras personas, entre otros.
Para mantener entornos en línea de manera responsable, informada, segura y saludable, la Profeco recomienda a las mujeres consumidoras mantenerse siempre informadas sobre las diferentes formas de violencia digital y
denunciar ante las instancias correspondientes cuando esta ocurra.
Con información de la-guardia.com.mx