Hoy es un día para celebrar, hace dos años publiqué un escrito sobre el 8M, ese escrito fue compartido en redes y llegó a manos de Omnia, les gustó, me contactaron y me invitaron a colaborar en el periódico.
Por supuesto que me sentí muy honrada y acepté feliz el reto; tener un espacio para expresarme y compartir mis pensamientos y experiencias era un sueño hecho realidad.
Sin embargo, el mes de marzo es un mes difícil para mi, el 20 de marzo de 2016 murió mi hijo Micky y mi vida cambió para siempre, mi esposo enfermo (el muere 6 meses después), mis hijos al borde del abismo y yo completamente aturdida sin saber por donde comenzar a reconstruirme y sacar adelante lo que quedaba de mi familia.
Han sido 9 años muy intensos, de mucho trabajo personal, de una lucha interna por reencontrarme y decidir que dirección tomar para darle un nuevo sentido a mi existencia y volver a vivir y poder acompañar a mis hijos en sus propios procesos de reconstrucción.
Fue un proceso muy difícil y doloroso, de muchas caídas que abrían heridas todavía frescas, conocí por primera vez lo que es el miedo, me sentía insegura, débil y muy sola, tenía pavor al futuro, a derrumbarme por completo, a darme por vencida, a no saber que hacer, a dejar de soñar, pero sobre todo, tenía miedo de perder otro hijo y no sabía cómo ayudarlos a salir adelante.
Pero unos días después de morir mi esposo, me dije a mi misma " A ver, no eres la única persona que sufre en este mundo ni la que más sufre. Así que deja de auto compadecerte, deja de verte solo a ti y voltea a ver al otro". Unas semanas mas tarde, una gran mujer vino a verme y me invito a conocer la Fundación Acompaña y ahí comenzó mi recuperación.
A partir de ese momento me vi acompañada de mujeres maravillosas fuertes y valientes, algunas totalmente devastadas por la muerte de sus hijos, otras ya recuperadas y algunas otras sin haber conocido el dolor de perder a un hijo, cada una ha aportado a mi vida esa fuerza necesaria para caminar segura y a paso firme con la certeza de saber que yo podía lograrlo.
¡Y lo logré! Hoy soy una mujer plena y feliz, amo mi vida, ya no tengo miedo, estoy más segura que nunca de lo que quiero, tengo claras mis metas, tengo muchos sueños y estoy ansiosa de hacerlos realidad.
Estoy muy orgullosa de la persona que soy, pero estoy consciente de que no lo hice sola, mucha gente maravillosa me ha sostenido y hoy quiero reconocer especialmente a las mujeres que han estado y están en mi vida porque llevo un pedazo de cada una de ellas dentro de mi.
Agradezco a mi hija su paciencia y estabilidad, ella es mi mayor apoyo y orgullo, a mi madre por su amor callado y presente, a mi hermana mi roca y mi seguridad, a mis amigas por haberme cuidado con cariño y ternura pero también con firmeza, a Rebeca por su fortaleza y valentía, a cada mujer de Acompaña voluntarias y dolientes, por enseñarme a no tener miedo a mostrarme vulnerable, por sembrar en mi la semilla de la esperanza y ser ejemplo de amor y resiliencia.
Gracias a todas las mujeres que de alguna manera han tocado mi vida, no cabe duda que las mujeres somos una fuerza especial, que damos vida y que somos pilar de nuestra familia y de la humanidad.
Velia Rojas Zambrano