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Amador: ¿Sheinbaum lo ama o se lo mandaron?

¡Ah, la política mexicana! Ese eterno carrusel donde los mismos rostros se reciclan con nuevos títulos, como si cambiar de sombrero fuera suficiente para convencernos de que algo realmente ha cambiado. La semana pasada, la presidente ha decidido que Édgar Amador Zamora tome las riendas de la Secretaría de Hacienda, sustituyendo a Rogelio Ramírez de la O.

Amador Zamora, economista por la UNAM y con una maestría en El Colegio de México, ha pasado por más puestos públicos que un turista en el Turibús. Desde la Secretaría de Finanzas de la Ciudad de México durante el gobierno de Miguel Ángel Mancera, hasta asesor en el Banco de México, su currículum es tan extenso como una telenovela de Televisa.

Ahora, con la economía mexicana enfrentando desafíos como las amenazas arancelarias de Donald Trump y una inversión privada que parece más tímida que político en juicio, Amador Zamora promete estabilidad macroeconómica y crecimiento sólido. Porque, claro, nada dice "confianza" como reciclar a los mismos tecnócratas de siempre.

Mientras, Claudia Sheinbaum nos asegura que “México tiene una economía muy fuerte” y que “siempre nos va a ir muy bien”, porque, por lo visto y según parece, en México, el optimismo infundado es la nueva política económica.

Así que aquí estamos, con un nuevo secretario de Hacienda que es todo, menos nuevo; enfrentando problemas que son todo, menos inesperados; y con promesas que son todo, menos creíbles; pero, ¿quién necesita cambios reales cuando podemos tener más de lo mismo, envuelto en un bonito paquete de retórica vacía?

Sin embargo, la designación de Amador como nuevo secretario de Hacienda desata una polémica interesante: tatatatán, ¿estamos ante un operador de Andrés Manuel López Obrador con instrucciones de continuar con la misma línea de desbarajuste obradorista o es éste el primer movimiento de Claudia Sheinbaum para deslindarse de su antecesor?

Por un lado, el nombramiento de Amador podría verse como una jugada de continuidad. Su experiencia en la Secretaría de Finanzas de la Ciudad de México bajo Miguel Ángel Mancera y su paso por el Banco de México lo perfilan como un funcionario que sabe maniobrar dentro del aparato gubernamental sin alterar demasiado el status quo. Si se tratara simplemente de administrar la caja y seguir los lineamientos marcados por Palacio Nacional, Amador encaja en el molde de los secretarios que han desfilado en este sexenio: leales, discretos y obedientes; pero, por otro lado, su llegada a Hacienda podría interpretarse como una primera señal de que Sheinbaum empieza a tomar sus propias decisiones. Su nombramiento no responde a los cuadros más cercanos de AMLO ni a los perfiles tradicionales de la 4T, lo que hace preguntarse si estamos ante el inicio de una separación sutil entre la presidenta y su mentor. En términos políticos, el mensaje podría ser claro: Sheinbaum no está dispuesta a gobernar con las mismas reglas y los mismos nombres que su papá político.

Si la designación de Amador representa un quiebre real con el obradorismo, lo veremos en sus primeras decisiones. ¿Mantendrá la disciplina fiscal estricta que caracterizó a Ramírez de O o buscará más margen de maniobra para implementar sus propias estrategias? ¿Será un simple ejecutor de la política económica ya trazada o asumirá un papel más activo en la configuración del modelo económico del próximo sexenio? Misterio.

Por lo pronto, como era de prever, la narrativa oficial sigue su curso. Sheinbaum ha asegurado que la economía es fuerte y que el país avanza con estabilidad (ajá); pero en política, las señales son más importantes que los discursos; y si este nombramiento es una señal, habrá que estar atentos a los próximos movimientos porque si algo es seguro en la política mexicana, es que las lealtades y querencias son tan firmes como el viento que sopla desde Palacio Nacional.

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Luis Villegas Montes

luvimo6608@gmail.com  luvimo6614@hotmail.com

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Grave para Chihuahua, la marginación de la 4T de su Plan Nacional Hídrico

Mientras se le margina de los grandes proyectos de agua potable se le quiere dejar sin este recurso.

El hecho de que se haya dejado a varias entidades, entre estas Chihuahua, fuera de los proyectos estratégicos que desarrolla la Comisión Nacional del Agua, dentro del Plan Nacional Hídrico, que fue presentado por el director de ese organismo, Efraín Morales, ha derivado en diversos cuestionamientos a esa estrategia.

En tanto que el funcionario habló del desarrollo de 17 proyectos estratégicos en el sexenio con una inversión de 122 mil 600 millones de pesos, de los que se aplicarán 15 mil millones durante el presente año, en beneficio de 36 millones de personas, los más cercanos a Chihuahua que se desarrollarán, son las redes troncales de agua saludable para La Laguna, en Coahuila, así como el sistema de presas en Hermosillo, Sonora.

El director de la Conagua, también tuvo expresiones del Plan Maestro que definió como el diagnóstico sobre la infraestructura y de las obras que se requieren los municipios y que se realiza en los 2 mil 478, que componen el país.

Los proyectos estratégicos son los que corresponden al suministro de agua potable y no comprenden los incluidos en el Programa Nacional de Tecnificación de Riego, en el que se incluyen a los distritos del Valle de Juárez y el de Delicias.

Luego que la Federación dejara fuera a Chihuahua de los proyectos estratégicos para el suministro de agua potable, en una entidad con altas necesidades en este rubro, quizás pueda lograrse algo dentro del llamado Plan Maestro con los municipios, en los que puedan entrar, incluso, para comunidades de la Sierra que sufren por falta de este recurso.

Resulta increíble, que mientras se le margina a Chihuahua, una entidad desértica, de los grandes proyectos de agua, se pretenda extraer este recurso de sus presas, para el suministro de entidades situadas río abajo del Bravo.

Es aquí donde se cuestiona la actuación del Gobierno del Estado, en la gestión de estos proyectos, pues habría de recordarse la autodefinición de Maru Campos, como "La Gobernadora del agua".

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