La organización CitizenGO México, señala que el gobierno de Morena fortalece la cultura de la muerte, México sangra, se legaliza el aborto en 21 estados y se garantiza impunidad a los criminales. Advierte que los responsables tienen nombres y apellidos, “los legisladores que han votado a favor del aborto. Es Olga Sánchez Cordero. Es Arturo Zaldívar. Es Andrés Manuel López Obrador. Es Claudia Sheinbaum. Y son todos aquellos que, por conveniencia o por sumisión, han promovido esta cultura de muerte", señala.
Lo que te voy a contar es profundamente doloroso.
Hay imágenes que nos marcan para siempre, que nos sacuden el alma. Y hay momentos en los que las palabras se quedan cortas para describir el horror. Lo que se descubrió en Teuchitlán, Jalisco es uno de esos momentos.
Las palabras son insuficientes para describir el primer plano del terror.
Imagínate un paisaje de desolación: cientos de pares de zapatos dispersos, pedazos de ropa, tierra removida… un crematorio clandestino donde, según cálculos, incineraron ilegalmente a unas 200 personas.
No estamos hablando de una escena de guerra en otro continente. No es un episodio lejano de la historia. Es aquí, se trata de mi Patria, mi casa, los míos, en un país en donde la complicidad de Andrés Manuel López Obrador de dar abrazos y no balazos al crimen organizado nos sometió a un espiral de violencia.
Y, sin embargo, pareciera que nos estamos acostumbrando al horror.
Pero no podemos. No debemos.
Los más de 80 asesinatos diarios en promedio ocurridos en los últimos seis años son una cifra escalofriante por sí sola, pero los signos de violencia muestran una fractura más profunda en la conciencia: la pérdida de respeto por la vida humana.
Los colectivos de buscadores han surgido porque el Estado ha fallado. Son madres, padres, hermanos que, ante la indiferencia de las autoridades, han tomado la tarea más dolorosa: rastrear fosas clandestinas, buscar entre restos humanos para encontrar respuestas. Tienen derecho a saber la verdad. Tienen derecho a exigir justicia.
En Teuchitlán, entre los escombros de lo que fue una vida, encontraron objetos personales, cartas, fotografías, una Biblia… y un altar a la “Santa Muerte”.
Suena paradójico, pero es real, una de las primeras víctimas son los victimarios, quienes han perdido o extraviado el sentido del bien en cualquier dimensión, pues acabar intencionalmente con una vida humana con esos grados de saña debería ser impensable.
Ese cuadro de dolor, angustia refleja algo mucho más profundo y preocupante: Teuchitlán es la expresión más acabada del desprecio absoluto por la vida humana.
Esa realidad tan cruda también se ha forjado a lo largo de los años con la promoción de prácticas diarias de división, de justificar la violencia como alternativa de vida para imponer la voluntad de unos cuántos.
En síntesis, una cultura de muerte que comienza con la promoción del aborto.
Mientras tanto, el gobierno de Morena fortalece la cultura de la muerte, ¿el resultado? México sangra. Se legaliza el aborto en 21 estados y se garantiza impunidad a los criminales. Se ampara a los violentos y se abandona a los inocentes.
Y sí, los responsables tienen nombres y apellidos. Son los legisladores que han votado a favor del aborto. Es Olga Sánchez Cordero. Es Arturo Zaldívar. Es Andrés Manuel López Obrador. Es Claudia Sheinbaum. Y son todos aquellos que, por conveniencia o por sumisión, han promovido esta cultura de muerte.
Esta es la batalla más importante. No es política, no es ideológica.
Es una batalla por la dignidad humana, por el valor de cada vida. Porque cada persona ha sido creada a imagen y semejanza de Dios.
Yo, Héctor, quiero poner mi grano de arena y a ello te seguiré convocando.
Me niego a dejar un México débil, quebrantado por la violencia y la indiferencia. No puedo quedarme de brazos cruzados mientras nuestra patria se desmorona. Es momento de alzar la voz, de luchar por la justicia y de recuperar el respeto por la vida.
No voy a rendirme, porque cada vida importa,
Héctor Moreno y todo el equipo de CitizenGO