Cuando la industria de medicamentos, material de curación y de dispositivos médicos escuchó que sería Raquel Buenrostro, desde la ahora llamada Secretaría Anticorrupción y de Buen Gobierno, la que se encargaría del pago de la deuda multimillonaria de años atrasados heredada por el extinto Insabi, fue un balde de agua fría porque ya saben que Buenrostro tiene una predisposición contra el sector, algo parecido a como lo veía el expresidente López Obrador.
Entonces lo que surgieron fueron serias dudas de si verdaderamente el Gobierno tenía la intención de pagarle al sector, pues como es sabido, son más de 11,000 millones de pesos (equivalentes a unos 550 millones de dólares) que debieron haber sido liquidados por el sexenio anterior pues fue deuda asumida por el equipo que salió en septiembre pasado. A fines del 2024 fue un tema de incertidumbre que mantenía una incógnita seria sobre el proceso de la compra consolidada para 2025-2026 que ya estaba encarrilada.
Las cosas se acomodaron favorablemente -lo más probable es que hubo por ahí algún acuerdo entre ambas partes, no sólo entre gobierno e industria, sino entre el sexenio pasado y el nuevo- de modo que esa deuda ya quedó finalmente como compromiso del IMSS Bienestar, y Alejandro Svarch se hará cargo. La verdad es que no tendría que corresponderle pues son recursos que en su momento fueron incluidos en el presupuesto del Insabi, y éste no los ejerció, los quedó a deber. ¿Dónde quedaron esos cuantiosos recursos? Es una pregunta que tendría que resolver la Auditoría Superior de la Federación (ASF). Por lo pronto se queda la incógnita abierta.
La semana pasada se concretó ya una reunión entre Svarch y sus directivos administrativos con representantes de las principales asociaciones que integran a la industria de salud -Canifarma, AMIIF, Amelaf, AMID, Anafam y el Consejo Mexicano Farmacéutico- donde quedaron establecidos los mecanismos bajo los cuales se conciliarán las cantidades que se deben. Se iniciarán mesas de trabajo para verificar documentos, contratos y facturas con cada una de las empresas proveedoras, para empezar a pagarles. En el sexenio pasado, Thalía Lagunas en SFP fue la que permitió que fluyeran los procesos para continuar los pagos, pero al terminar el sexenio se frenaron de nuevo. Ahora, a 6 meses de iniciado el nuevo mandato, quedó claro que se reactivarán los pagos.
No es que IMSS Bienestar tenía considerado ese presupuesto para liquidar dichos adeudos, pero lo tendrá que sacar de sus recursos de este año; el reto actual tristemente es estirar el presupuesto de atención a no derechohabientes.
El punto es que tenía que hacerse o no había forma de arrancar con la proveeduría pendiente que el subsecretario Eduardo Clark prometió iniciaría a mediados de marzo, sólo que lo más probable es que no tenía considerado ese “pequeño detalle” de la deuda arrastrada. Cómo negar que es reflejo de que no hubo un proceso de transición nítido entre el primero y segundo piso de la 4T; entre el equipo saliente y el entrante, al menos en el sector salud. Es parte de los entuertos heredados que han tenido que irse arreglando y no es de a gratis que la presidenta Claudia Sheinbaum dice que ubica en un lugar prioritario el sector salud.
Realizan hoy Health Innovation Summit en INC Monterrey
En el marco de INC Monterrey, un festival de innovación y emprendimiento que se lleva a cabo desde hace ya muchos años, tendrá lugar hoy 19 de marzo una primera edición del Health Innovation Summit 2025 organizado por Dalus Capital, TecSalud y Funsalud, donde El Economista funge como media partner. El evento reunirá a emprendedores, inversionistas, médicos y expertos en salud, y busca construir las bases de un ecosistema que continúe su labor más allá del evento. Rogelio De los Santos, capitán de Dalus Capital, fondo de capital de riesgo enfocado en startups innovadoras que ha sido pionero en la creación de ecosistemas de innovación en otros ramos con impacto en México y América Latina, expresó que será el primer paso para unir a todos en ese esfuerzo común de transformar para bien la atención médica. Algunos de los temas que se abordarán son: salud digital, telemedicina, inteligencia artificial en diagnóstico y tratamiento, innovación en enfermedades crónicas y modelos de inversión en healthtech.
La salud visual también debe ser prioridad
La retinopatía diabética, el edema macular diabético (EDM) y la degeneración macular relacionada con la edad (DMRE), son enfermedades visuales que crecen y plantean un desafío para el sistema nacional de salud. Afectan a personas en edad laboral, reducen la productividad y generan altos costos para el sector salud y también impactan el gasto de bolsillo familiar. Más del 54% de las personas con diabetes tienen problemas visuales, lo que afecta su capacidad de trabajo y aumenta los costos del tratamiento. Para el IMSS y demás instituciones de salud generan un alto impacto económico. Por eso la reciente aprobación de la terapia biológica Aflibercept en su presentación de 8mg, desarrollada por Bayer, marca un punto de inflexión en la atención oftalmológica, ya que mejora la calidad de vida de los pacientes, reduce la necesidad de intervenciones médicas frecuentes al espaciar las aplicaciones con la misma efectividad y seguridad de los 2mg, y alivia la presión sobre el sistema de salud. Controlar enfermedades como la DMRE y el EMD reduce costos médicos y pérdidas por discapacidad, mientras que el acceso a diagnósticos y tratamientos tempranos fortalece la competitividad laboral y el crecimiento económico.
Nueva guía de IA para detectar pólipos en colonoscopias.
La Asociación Americana de Gastroenterología (AGA) realizó una rigurosa revisión de la evidencia y finalmente no emitió ninguna recomendación, ni a favor ni en contra, del uso de sistemas de detección asistida por computadora (CADe) para detectar pólipos mediante colonoscopias. Es la primera sociedad en abordar una guía de IA para la detección de pólipos, y sus autores concluyeron que es incierto su impacto en la prevención del cáncer colorrectal (el tercer más común). “Estos sistemas de IA aumentan la detección de pólipos de bajo riesgo, lo que podría resultar en colonoscopias de seguimiento más frecuentes y costosas, con incertidumbre sobre el grado en que esto contribuirá a la prevención del cáncer colorrectal. Su adopción generalizada también podría sobrecargar los recursos, limitando el acceso para los pacientes de alto riesgo que más necesitan colonoscopias,” concluyó AGA.
Con información de: El economista.