Las playas del mundo enfrentan una crisis sin precedentes debido a la erosión costera, impulsada tanto por el cambio climático como por la intervención humana.
De acuerdo con un artículo publicado por Gaceta UNAM, el 24 % de las costas arenosas a nivel global se erosionan a un ritmo superior a medio metro por año, mientras que el 7 % experimenta tasas de desgaste clasificadas como severas, superando los 5 metros anuales en el 4% de los casos y hasta 10 metros en el 2%.
Este fenómeno, agravado por el aumento del nivel del mar, pone en riesgo a 70 millones de personas que habitan en zonas costeras vulnerables.
Se estima que la extensión de las inundaciones costeras ha crecido en los últimos 20 años, exponiendo a 14 millones de personas adicionales a un peligro constante. De mantenerse esta tendencia, para finales de siglo cerca de 73 millones de habitantes estarán en riesgo debido a la expansión de las llanuras aluviales.
Factores que impactan las costas
De acuerdo con Juan José Kasper Zubillaga, investigador del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM, las costas dependen de ciclos sedimentarios complejos, influenciados por el clima, la erosión de rocas, el transporte fluvial de sedimentos y las corrientes litorales.
Eventos extraordinarios como huracanes, así como la urbanización descontrolada, agravan el problema. La construcción en zonas turísticas y dunas costeras sin un análisis adecuado incrementa la vulnerabilidad de estas áreas ante el embate de tormentas y el ascenso del nivel del mar.
El calentamiento global también juega un papel crucial en la degradación de las playas. La muerte de los arrecifes de coral, que tradicionalmente protegen las costas, deja expuestas grandes extensiones de litoral al impacto directo de las olas, lo que acelera la erosión y afecta a comunidades enteras.
Esto se observa en diversas regiones, desde las islas del Pacífico hasta la costa de California, donde el oleaje ya alcanza construcciones habitacionales.
El saqueo de arena: una amenaza silenciosa
Otro factor alarmante es la explotación descontrolada de arena, un recurso fundamental para la formación de playas. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) advierte que anualmente se extraen 50,000 millones de toneladas de arena para la construcción y otros usos, sin regulaciones efectivas. Esta sobreexplotación podría llevar al agotamiento de este recurso para el año 2050.
En México, la extracción no regulada de arena impacta severamente las costas, especialmente en zonas como la Riviera Maya. "Se cree que es redituable a corto plazo, pero a la larga el costo ambiental y económico será enorme", advierte Kasper Zubillaga.
Con información de El Economista