La vicepresidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, Dolores Padierna, emitió un posicionamiento en relación al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, al cual aseguró será un caso de estudio durante largo tiempo, incluso cuando haya terminado de causar daños a diestra y siniestra, y a lo largo y ancho del mundo.
En una reciente entrevista de televisión, Trump, un personaje que como dice una cosa dice la contraria, afirmó que no está bromeando cuando habla de la posibilidad de buscar un tercer mandato.
No es la primera vez que afirma tal cosa, pese a que la Constitución de Estados Unidos prohíbe de manera expresa que una persona opte más de una vez por la reelección. Antes, sin embargo, la misma declaración había sido tomada como una broma o como uno de esos dardos que el gobernante suele soltar para provocar a sus adversarios.
Pero ahora insiste en que “no es broma” y asegura que “hay métodos” para conseguir ese tercer mandato, todos pasando por encima de la ley o torciéndola convenientemente, por ejemplo, lanzando a su vicepresidente como candidato y luego haciendo que renuncie.
El afán de Trump de permanecer en el poder tendría que pasar por eliminar una enmienda constitucional, lo cual demanda mayoría calificada en el Congreso y la ratificación por tres cuartas partes de los estados.
Héroe de la nueva derecha mundial, Trump dibuja con su deseo un retrato claro de una fuerza política que se aferra al poder, que rechaza las reglas de la democracia y que proclama como “valores” los ataques a las minorías y la diversidad.
En México, Trump cuenta con seguidores fieles que se suman a su ideario pese a que considera a los migrantes mexicanos “delincuentes” y “violadores”. Por ahora, afortunadamente, no tienen verdadero peso político. Pero tenemos que estar atentos a sus pasos: no sea que aquí también nos quieran regresar a los tiempos de la reelección eterna.